La calle diario de un espectador / Casos de la vida real

La tentación de hacer un chiste (malo, por añadidura) relacionando el nombre de Óskar Schindler con el de las estatuillas con las que Hollywood premia lo mejor de su cinematografía nos llevó ayer a privar de dos de esos galardones a La lista de Schindler, que ganó siete y no cinco como dijimos: a la mejor película, mejor director, mejor guión adaptado (ya dijimos que se basó en la novela El arca de Schindler), mejor banda sonora, mejor montaje, mejor dirección escénica y mejor fotografía.

Las actrices y los actores que participaron en la cinta extrañamente quedaron fuera de la repartición de premios de 1993, siendo que la calidad de sus personajes hubiera ameritado reconocimiento. Por ejemplo la sirvienta del brutal jefe militar vive escenas de gran dramatismo. La más intensa ocurre cuando Amon Goeth, el sicópata que la escogió para atender su casa en el campo de concentración la visita en la noche, cuando ella se dispone a dormir y viste sólo un fondo (una prenda íntima que seguramente desconocen las nuevas generaciones, porque ha prácticamente desaparecido de los surtidos de lencería) que revela su escuálido cuerpo. El verdugo nazi vive frente a ella la gran contradicción de los racistas, especialmente los alemanes: desea el cuerpo de la mujer, quizá se ha enamorado de ella, pero al mismo tiempo su ideología la hace aborrecerla, despreciarla como si las judías no fueran mujeres normales, dignas de amor. El cacique del campo se aproxima a ella, pretendiendo acariciarla y ella se mantiene rígida, la angustia brotándole por cada poro, en temerosa espera de un acercamiento carnal que ella odiaría y que finalmente se resuelve en una golpiza como las que menudeaban en esa torcida relación.

Hay quienes dicen que no se explican la pasividad judía en los guetos o en los campos a los que fueron arrojados por los nazis. La lista de Schindler enseña algunos de los mecanismos de intimidación paralizante practicados por los verdugos alemanes. El solo hecho de que, sin venir al caso...

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