Callan balas denuncia

AutorInti Vargas

OCUILAN.- Las balas disparadas por presuntos talamontes en la comunidad de Santa Lucía no solo mataron al ambientalista Aldo Zamora, también hirieron de gravedad la confianza de los denunciantes en las autoridades.

La primera vez que los comuneros de Atzingo, entre ellos Ildefonso, papá de Aldo, se presentaron ante el MP para denunciar la tala ilegal en los bosques de Zempoala, fue en diciembre de 2005.

No les importó estar amenazados de muerte, acusaron con detalles e identificaron y hasta videograbaron a 57 depredadores de los bosques que forman parte de su núcleo agrario.

Pero a 18 meses, lo único que han conseguido es que el juez federal Gerardo Eduardo García Anzures se negara a girar órdenes de aprehensión y que Aldo fuera asesinado en una emboscada que, dicen, fue un mensaje a su padre.

Héctor Magallón, director de Bosques de Greenpeace México, asegura que es lamentable el mensaje que se envía.

"¿Cómo invitar a la gente a que denuncie, a que forme parte del combate al delito con la denuncia, si lo único que se da a cambio del valor de denunciar es la indiferencia?", cuestiona.

Lo común, asegura el activista, es que la mayoría de las personas que observan ilícitos callen por temor, pero no en Atzingo.

Los integrantes de los Bienes Comunales emprendieron una batalla contra los taladores que viven en Santa Lucía, un poblado contiguo.

De las 57...

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