La 'cajita' de Pandora

AutorLupita Aguilar

La pareja de esposos Winnie y Per Enevoldsen dueños de, en ese entonces, una pequeña joyería en Copenhagen, hicieron suyo el nombre de Pandora para darle identidad a su exitoso negocio.

Los empresarios iniciaron un viaje literalmente brillante a la aventura.

Dejaron la bella, pero fría ciudad, y marcharon al norte de Tailandia. Sin imaginarlo, iban al encuentro de un país dotado de gemas de colores y de belleza inimaginable.

Con su creatividad y la ayuda de manos artesanas de pueblos originarios, crearon el innovador concepto de una pulsera a la que le adaptaron 26 charms desprendibles.

Cada uno de ellos comunicaba algún momento especial de la vida, motivo que conquistó al mundo por su fácil lectura y compra accesible.

Fundada en 1982, la firma hoy en día comparte el trabajo con un promedio de 14 mil artesanos de la entidad de Lomphun, y 11 mil empleados más alrededor del mundo.

Sus voceros afirman que en sus 7 mil 700 puntos de venta, ubicados en más de 100 países, sus creaciones son fácilmente reconocidas por sus delicados terminados a mano.

Así como en la mitología griega que recitaba que en el fondo de dicha la caja se encontraba la esperanza, sinónimo de buenos deseos.

La plata, como punto de apoyo, es bañada con oro amarillo o rosa, y la ergonomía de las piezas está salpicada de piedras naturales o artificiales.

Pandora conforma un universo con aretes, dijes, colgantes, brazaletes, anillos y pulseras que como chasquidos adornan a las mujeres contemporáneas.

Su sello de autor las adorna, puesto que cada pieza...

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