La caída del mapache amarillo

AutorAlberto Aguirre

MURAL / Enviado

Pachuca.- A tiempo, Manuel Ángel Núñez Soto envió varias señales preventivas.

Desde el viernes, el Gobernador de Hidalgo le pidió a la fiscal especial para delitos electorales de la PGR, María de los Ángeles Fromow, que cumpliera con sus funciones y consignara a todos los "mapaches amarillos" que fueran canalizados ante esa instancia por la policía estatal.

A la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, le envió un mensaje: que no había prueba alguna de que funcionarios locales utilizaron los recursos de los programas sociales, o que incurrieron en la compra y coacción del voto.

Y al secretario de Gobernación, Santiago Creel, le dejo claro que por ningún motivo permitiría que los perredistas -hidalguenses o no- atentaran contra la estabilidad.

Núñez Soto llamó a los funcionarios federales para avisarles que si los mapaches amarillos salían, serían "cazados".

Según el mandatario, las llamadas no eran para intimidar, sino para disuadir. Por esa vía quería hacer sentir a la dirigencia nacional del PRD que lo mejor era que la amargura de su candidato a la gubernatura, José Guadarrama, se diluyera sola. Que no se metieran. Porque si lo hacía, irían también a la cárcel.

Ayer ocurrió el último capítulo de una guerra que ha tenido en Núñez Soto y Guadarrama a dos generales en disputa por uno de los últimos estados dominados por los caciques.

En 1999, ambos compitieron por la candidatura del PRI a la gubernatura. El entonces gobernador, Jesús Murillo Karam, prometió sacar las manos.

Núñez Soto derrotó a Guadarrama con una diferencia de tres a uno.

"Hace seis años Murillo Karam y Manuel Ángel me robaron la elección interna en el PRI, hicieron el fraude. Los mapaches siempre han estado en Palacio de Gobierno", arremete Guadarrama.

Desactivado

Esta historia tomó su curso definitivo la noche del viernes.

Ambrosio Rodríguez y Juan Carlos Córdoba, dos de las 40 personas que asaltaron el centro de cómputo del PRI, revelaron a la Procuraduría estatal todos los detalles del operativo perredista para "reventar" la elección y que entre los funcionarios del gobierno se conoció como "Operación Cóndor".

Con la confesión de los activistas del PRD, en el Palacio de Gobierno se ideó un plan para desactivar la movilización perredista. La vigilancia de las oficinas del partido y en las casas de campaña sería reforzada, los 18 candidatos a diputados debían permanecer el menor tiempo posible en ellas, y las sedes de cómputo serían...

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