Caen pagos... en años

AutorErika P. Bucio

Hace diez años la Orquesta de Cámara de Bellas Artes le quedó a deber un concierto a Faustino Díaz. "Sospecho que ya no me lo van a pagar", suelta irónico uno de los mejores trombonistas.

Padeció un viacrucis burocrático que tampoco era exclusivo de esa orquesta.

Había que lidiar con Hacienda, que no solo era quisquillosa con el llenado de los recibos, todavía a mano, sino también caprichosa: de un día para otro podía cambiar las reglas del juego.

Como no era raro que le perdieran papeles en las oficinas: el comprobante de domicilio, la copia del IFE... O que se acabara el presupuesto de un año y a rascarle a los dineros del año próximo para cubrir el pago. Por eso Díaz, quien disfruta de una carrera como solista, ya no acepta tocar como extra con las orquestas.

"Cuando me han hablado siempre les digo que no puedo", ataja el músico.

El laberinto burocrático siempre puede deparar alguna sorpresa, incluso al más experimentado promotor. ¿Exigir una póliza por vicios ocultos? Es posible, al menos en la lógica de los organizadores del Festival Internacional de Chihuahua, que se había distinguido por su transparencia y buen trato a los artistas. El promotor Arturo Mendoza no pudo hacer razonar a una burocracia obstinada en igualar un concierto con una obra pública, en aras de evitar la corrupción.

La firma tardía de contratos parece ser no la excepción sino la norma. "Casi siempre, nueve de diez veces, firmamos el contrato después de la función", dice Pilar Campo, productora de la compañía de danza clown Triciclo Rojo.

Y ahí empieza el calvario del pago.

Las experiencias relatadas por los creadores refieren que sus honorarios pueden demorar dos, tres, seis meses o hasta un año. Tiempo en el que los artistas hacen malabares para solventar las deudas.

"La realidad es que lo que cobramos, ya lo debíamos", dice Campo.

En las mesas de diálogo para la transición en Cultura, José Galván, director de Voz en Punto, puso el punto sobre las íes en el auditorio del Centro de Cultura Digital: "Si fuera una cuarta Transformación en la música sería que a los músicos que hacemos algunos conciertos en el sector público, se nos pagara el día que hacemos el concierto".

Y reitera que con cualquier instancia de gobierno los trámites son largos y cansados.

"Cumples con los trámites y no te cumplen", se queja Galván.

De manera irónica, uno de los conciertos que más tardaron en pagar al ensamble vocal fue uno dado en el Antiguo Palacio del Arzobispado que...

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