Buscan sólo a dinosaurios

La expedición del barco "Maurice Ewing" en el litoral de Yucatán tiene un objetivo estrictamente académico para entender mejor cómo y qué sucedió en la parte central del cráter Chicxulub, un sitio único en el mundo para estudiar lo que pasó después del impacto de un enorme meteorito en esa zona hace 65 millones de años, dijo Jaime Urrutia Fucugauchi, director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La extinción de los dinosaurios, quienes dominaron la Tierra durante unos 180 millones de años, fue uno de los efectos del enorme meteorito que cayó en Yucatán. Pero, junto con ellos, desaparecieron de la faz de la Tierra más del 50 por ciento de las especies que existían en ese momento, entre otras los amonites, antecesores de los calamares, pulpos y nautilus, además de cientos de insectos y plantas.

De aquel impacto, el cráter de Chicxulub es una huella semioculta, una evidencia resguardada bajo el lecho marino que representa un tesoro de información científica para despejar dudas sobre el comportamiento geofísico de la Tierra, y dará pistas sobre la forma en que sobrevivieron muchas especies, que lograron evolucionar pese a fenómenos provocados por el impacto del meteorito, entre ellos la lluvia ácida, la pulverización de rocas, sismos y maremotos.

Pistolas de Aire

El barco "Maurice Ewing" permanece desde el 12 de enero en el litoral de Yucatán, con autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Además de equipo especializado para obtener un mapa acústico del suelo marino en la zona del cráter, por primera vez se hará un estudio de los efectos de los equipos que, mediante pistolas de aire, emiten sonidos de 60 a 255 decibeles bajo el agua.

"Como no tenemos restricción económica por ser un estudio internacional, podemos probar el método de las pistolas de aire. Estamos hablando del método geofísico más intensivo que se usa en todo el mundo", añadió Urrutia Fucugauchi.

Entre los equipos de protección está un sistema acústico pasivo para monitoreo de mamíferos, que permitirá detectar a los animales y ahuyentarlos antes de las emisiones de sonido que puedan afectarlos.

"La prospección ha sido diseñada para causar un mínimo impacto sobre la fauna marina, incrementando paulatinamente el número de compresores neumáticos de manera que cualquier animal pueda alejarse al escuchar el sonido", añadió el director del Instituto de Geofísica de la UNAM.

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