Buscan fuentes de la juventud

AutorLuis Vilchis

La demanda existente por más y mejores tratamientos antiedad han desatado innumerables estudios que buscan desarrollar productos que ayuden a detener los estragos del paso de los años.

Tras probar cremas, aceites y otras sustancias de aplicación directa en la piel, y no obtener resultados suficientemente duraderos y evidentes, los científicos han comenzado a adentrarse más en las terapias celular y hormonal y el efecto de las vitaminas.

Vacuna contra la vejez

Los suizos desarrollaron una sustancia inyectable (H-Ultracell) a partir de los tejidos de placentas humanas y de ovejas. A éstos se incorporaron inductores hormonales y enzimas importantes para el desarrollo celular del ser humano.

Se dice que estimula al sistema inmune a realizar un mejor trabajo, y que hasta revierte algunos problemas degenerativos causados por el envejecimiento.

"Te rejuvenece. Entra al torrente sanguíneo a revitalizar, a capturar radicales libres que son los que producen el envejecimiento, a oxigenar, a mejorar la circulación, a trabajar sobre los sistemas óseo, nervioso y endócrino", asegura Valentina de Albornoz, conocedora de medicina estética.

El tratamiento consiste en colocar cuatro ampolletas a lo largo de un mes por medio de inyecciones intramusculares.

No puede hacer que una persona de 60 años vuelva a lucir de 20, pero De Albornoz considera que ayuda a mantener un buen aspecto físico y gran vitalidad.

Aunque existen detractores, los expertos en terapia celular, muy difundida en Europa, consideran que estimula los poderes naturales del cuerpo para regenerarse.

El médico suizo Paul Niehans por accidente se convirtió en pionero de este tipo de terapia. En 1931, un colega suyo por error retiró la glándula paratiroides de una paciente al operarla. Era necesario hacerle un trasplante de emergencia, y pidió apoyo de Niehans, experto en esta materia.

Niehans decidió tomar una glándula paratiroides de ganado para trasplantarla, pero como la paciente se estaba convulsionando, vio que no había tiempo suficiente para operar. Entonces cortó la glándula en diminutos pedazos, la mezcló con solución salina y la inyectó.

Sorpresivamente, esto detuvo las convulsiones. La mujer se recuperó, recobró su energía y vivió varias décadas más.

Al ver que las inyecciones de células frescas podían resultar benéficas, Niehans empezó a adminístralas en su clínica La Prairie, en Montreaux, Suiza.

Niehans consideraba que inyectar células de determinadas partes del...

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