Un bullicio para escuchar

AutorMónica Delgado

Enviada

MARRAKECH, Marruecos.- Marrakech es antes que nada su Medina. Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1985, está circunscrita por una muralla de 19 kilómetros de largo. Hay que cruzar por alguna bab o puerta monumental para descubrir la Ciudad Vieja y la auténtica vida de los lugareños.

Más que un centro urbano o un mercado tradicional, la Medina es el testimonio vivo de esta histórica urbe que destaca por un dinamismo que, al filo del tiempo, le ha permitido ser ciudad imperial, centro comercial y uno de los principales atractivos turísticos y culturales de Marruecos.

Al traspasar las fortificaciones, el bullicio y el tráfico se intensifican. Se observa un cierto caos generado por peatones, carretas, taxis, bicicletas y -especialmente- por un intenso ir y venir de las motonetas. Ese medio de transporte que, por razones económicas pero también prácticas, es el preferido de los marrakechíes. No es raro ver a una familia entera montada en uno solo de estos vehículos de dos ruedas.

En esta urbe intramuros, destaca el minarete de la Koutoubia; pero también llama la atención del viajero la Plaza Jemaa el Fna, que sirve de referente central.

Desde ahí parten numerosas callejuelas que hay que recorrer para empaparse de esa atmósfera particular: mercados especializados, típicos cafés y otras callecitas tranquilas donde igual se aloja un barbero tradicional que algún riad, hermosas casas típicas con plácidos patios interiores, ventanas caladas y muros trabajados como encaje o decorados con azulejos.

En algunas de estas viviendas todavía habitan familias marrakechíes, otras han sido transformadas en atractivos alojamientos para turistas, quienes gustan de disfrutar las comodidades de la modernidad con el arte de vivir a la marroquí.

Sin duda, se han convertido en los sitios ideales para tener una estancia placentera en el corazón mismo de Marrakech.

Quien decide hospedarse en uno de ellos, podrá entonces visitar con calma los sitios de interés de la Medina, como el Museo de Marrakech, al norte de la plaza Jemaa el Fna, que expone documentos históricos así como objetos arqueológicos, etnográficos y de arte contemporáneo.

Otro imperdible: la Koubba Ba'Adiyn, vestigio de una mezquita es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad. Cerca de ahí, la Medersa (escuela coránica) Ben Yousseff, que ya no está en actividad, es una joya de la arquitectura morisca.

Al sur de la Plaza Jemaa el Fna, se encuentra la Kasbah, que significa ciudadela fortificada. Es la antigua ciudad real y ahí se pueden admirar las tumbas...

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