La brutalidad estadounidense

AutorGerardo de la Concha

Curzio Malaparte, quien al final de la Segunda Guerra colaboró como traductor del ejército estadounidense en el norte de Italia, le decía al coronel Clark, a quien describe en su libro La piel como un oficial valeroso e ingenuo, que la decadencia europea se mostraba de alguna manera en su odio, en su crueldad, en su amor por la muerte. Los estadounidenses iban a la guerra todavía por idealismo. Gertrude Steine lleva a cabo en sus memorias un canto admirativo a los jóvenes soldados estadounidenses que se paseaban llenos de fuerza y confianza por las calles del París liberado.

Esa imagen positiva sería demolida por la guerra de Vietnam. A pesar de luchar contra los comunistas opresores de pueblos, su corrupción, su crueldad, su combate contra un pueblo más débil, pero decidido a resistir la invasión extranjera, el hecho mismo de que sus soldados no entendieran lo que estaban haciendo en el sureste asiático, le fue complicando las cosas a la gran potencia hasta que llegó su derrota militar, política y moral. Muchos de sus veteranos de guerra llegaron de Vietnam hechos trizas, sin poder adaptarse socialmente. Las cicatrices duraron muchos años.

Hoy se vive la plena descomposición del imperio democrático. Mientras hay apuntes hacia un nuevo orden mundial, como la Unión Europea, el derrumbe de barreras comerciales, la creación de un tribunal internacional para juzgar crímenes de guerra -tribunal a cuya jurisdicción no ha querido someterse Estados Unidos, ahora se ha visto bien el porqué-, una cultura de temas globales: libertades, derechos humanos, ecología y multiculturalismo, las acciones de gran potencia, con conquista territorial, despojo de recursos naturales -el petróleo-, falta de respeto al orden jurídico internacional, se ven como un terrible anacronismo y convierten a Estados Unidos en ese peligro que preveía finalmente el historiador británico Toynbee.

La invasión de Iraq no tuvo bases legales y ha perdido también toda legitimidad. El hecho de que se hayan revelado abusos, humillaciones y torturas a prisioneros iraquíes realizadas por la soldadesca estadounidense en la cárcel que era el símbolo mismo de la tiranía de Sadam Hussein desautoriza el discurso hipócrita de George Bush.

Las medidas tomadas por el Gobierno estadounidense corresponden a un control de daños de imagen, para lo que pronuncian discursos, dan entrevistas, se enredan tratando de diferenciar el concepto de abuso del de torturas, evitan llevar a corte marcial a todos...

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