Brindan caballos beneficios a la salud

AutorDavid García-Escamilla

Apenas decirle que va a tocar el lomo de Cronos, un caballo alazán en extremo manso, el apretado puño de Víctor Manuel Luna se relaja y sus dedos se extienden. Tiene casi 5 años y padece síndrome de West, una encefalopatía epiléptica que produce cuadros convulsivos y deterioro psicomotriz.

Desde hace un año acude a hipoterapia, una técnica que emplea al caballo para rehabilitar a personas con disfunciones neurológicas, físicas y de conducta.

Verónica Guerrero Cajiga, su hipoterapeuta en el Centro de Hipología y Terapia Ecuestre del Club Hípico la Barranca, explica que los beneficios no son sólo físicos, sino también emocionales y sociales.

"Atendemos niños con síndrome de Down, con autismo, bajo tono muscular, entre muchos otros. Hay muchos que vienen con sus manitas muy cerradas, pero los ponemos a acariciar los caballos para que las abran; cada terapia está totalmente personalizada, no hay una mecánica que nos indique un paso uno, dos y tres, depende de las necesidades de cada niño.

"Nosotros trabajamos con tres caballos, todos muy mansitos, tienen un temperamento muy tranquilo y están acostumbrados a estar con niños, no son de ninguna raza en particular, sólo buscamos que tengan ciertas características como un lomo redondeado, y que estén castrados para que no haya alteraciones hormonales".

El caballo se elige de acuerdo con el área que se desee trabajar con cada niño, explica. "Tenemos una yegua chaparrita y muy redondita, ésa la empleo para poner al niño encima como costalito, y rodarlo sobre el lomo para fortalecer la columna", explica.

Calor e impulsos

La clave de la hipoterapia (hipos, caballo), conocida generalmente como equinoterapia, se basa en tres aspectos fundamentales, precisa Guerrero Cajiga.

El primero es la transmisión del calor del caballo que es de 38 grados, más caliente que el cuerpo humano. La temperatura funciona como instrumento para distender y relajar musculatura y ligamentos, estimulando la percepción táctil.

El segundo es la transmisión de impulsos rítmicos del caballo por medio del movimiento del lomo. Caminando al paso transmite de 90 a 110 impulsos por minuto hacia la pelvis del jinete, la columna vertebral y los miembros inferiores.

El tercero es la transmisión de un patrón de locomoción tridimensional equivalente al psicológico de la marcha humana.

"Esto es de vital importancia para quienes no pueden caminar o desean mejorar su equilibrio y tono muscular. En un solo movimiento, las elevaciones alternas del...

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