Brinda Strickland su jazz humanista

AutorErika P. Bucio

En Marsella, en medio de una gira por Europa, el baterista E. J. Strickland grabó Warriors for Peace, un álbum que es una carta de amor, dice, para quienes luchan por la justicia, la paz y la igualdad. El título alude al libro homónimo de Tanya Savory, sobre Martin Luther King.

"(King) es sin duda mi guerrero favorito. A esa gente que ante la adversidad lucha por lo que es justo y correcto, debemos valorarlos en tiempos en que la paz, la igualdad y la justicia se ven amenazados, aun en 2019", señala el multiinstrumentista estadounidense, quien busca crear conciencia de las luchas pacíficas a partir del jazz.

Su preocupación se acrecentó con la llegada al poder de Donald Trump. No sólo le disgusta la manera en cómo ganó la elección, que, advierte, no sólo se debe al voto de la gente sino también a la injerencia de intereses rusos.

"Me preocupa que haya gente que respalde su discurso de odio", lanza.

Y tacha de absurdo su plan para construir el muro en la frontera con México.

"Así no debe ser. Somos un país en cuya base misma, en la Constitución, en el himno, está otorgar paz e igualdad. Somos un país de inmigrantes. Todos en Estados Unidos lo somos. Haríamos más difícil para ciertos inmigrantes venir, y eso no tiene sentido para mí; es contrario a lo que es este País", comparte.

El disco es una manera de resistir. Un homenaje a los luchadores por la paz que buscan desterrar el discurso del odio.

Strickland discrepa de quien cree que el arte no debe tener una visión política.

"Si lo piensas, el arte siempre ha reflejado su época", dice el músico, quien se involucró activamente en la campaña que llevó a la presidencia a Barack Obama, y él no ha hecho más que seguir la estela dejada por otros músicos de jazz.

"Charles Mingus era un activista y jazzista, Max Roach también, o Abbey Lincoln. Muchas de las piezas de John Coltrane tienen que ver con el clima político e incidentes de la época, como la canción Alabama, escrita en respuesta al asesinato de cuatro muchachas negras en una iglesia de Alabama (por el Ku Klux Klan)", expone el baterista afincado en Nueva York desde hace dos décadas.

El arte tiene que ver con construir, no con destruir...

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