Brillan las luces de Zapotitlán

AutorEdgar Anaya

Los gigantes flacos y altísimos, que compiten en altura con las torres de la iglesia, esperan firmes y pacientes a que llegue la oscuridad para presumir sus proezas.

Entonces, al caer la noche, estallan en color, en luces que proyectan para todas partes con sus grandes redondos brazos, luces coloridísimas y chispeantes que llueven por horas y parecen pintar todo el pueblo de Zapotitlán.

La fiesta patronal doble de este pueblo de la Delegación Tláhuac, en la Ciudad de México, es única por la cantidad de fuegos pirotécnicos que la adornan.

Tanto el 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol, como el 26, día de Santa Ana (y se repite para los visitantes el siguiente domingo), realmente se echa la casa, el pueblo todo, por la ventana.

Hace décadas se quemaba "un castillito", como dice la gente, y como ocurre en otras fiestas patronales.

Pero los fuegos artificiales crecieron con los años hasta convertirse en una exhibición espectacular de pirotecnia que de plano se llama Fiesta de las Luces.

En este pueblo, que conserva parte de su carácter rural, en el oriente de la Ciudad de México, son contratados los mejores cueteros de distintos lugares del País.

Unos 10 días antes comienzan a armar las enormes torres de más de 30 metros en la plaza del pueblo (hasta seis castillos juntos).

"Si tuviéramos una plaza más grande pediríamos los castillos más altos", comenta Raúl Arias, mayordomo en el 2002.

Numerosas bombas que forman caleidoscopios al estallar, buscapiés, luces que parecen rascar el cielo mientras se expanden, chorros y chorros de fulgor que saturan el cielo junto con las vistosas figuras que aparecen y desaparecen en los castillos.

En varias de las azoteas alrededor de la plaza se instalan arsenales de luz, proyectiles que súbitamente rasgan la noche con las franjas anaranjadas que le arrancan al cielo...

"Cuando vemos quemas en otros lugares sentimos como que nomás son probaditas", dice David García, mayordomo del año pasado. "En el Zócalo no se quema ni la mitad de aquí".

Si los ojos no alcanzan a digerir tanta belleza efímera en el cielo, los oídos tampoco logran hacerlo con la música de las...

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