Breves de espectáculos

Tomorrowland, la fiesta prometida

BOOM, Bélgica, julio 23 (EL UNIVERSAL).- Llegar al cielo no tiene precio. O tal vez sí, al menos para aquellos más de 190 mil asistentes, entre ellos decenas de mexicanos, que decidieron este año asistir al denominado festival más importante de música electrónica del mundo, Tomorrowland, para escuchar en su primera jornada a DJ?s como David Guetta, Tiësto y Armin Van Buuren.

Caminar por Boom, pueblo al norte de Bélgica ?en el que se desarrolla desde hace 11 años el festival? no es cosa sencilla, el calor es húmedo y en ocasiones asfixiante, pero para aquellos afortunados que lograron obtener sus boletos para este año y pagar alrededor de 80 mil pesos no importa, ya que se ha convertido en el evento musical más importante de su año.

Así como Brasil tiene su carnaval de Río de Janeiro, México su Día de Muertos y Estados Unidos su Disneyland, Bélgica tiene Tomorrowland, y llegar hasta este pequeño poblado no es sencillo ni barato.

Por ello, cuando se escucharon los primeros beats de David Guetta en el primer día del festival, Jorge y Raúl ?dos de las decenas de mexicanos presentes en el evento? supieron que todo el dinero ahorrado para estar ahí había valido la pena.

Los jóvenes de 18 y 25 años respectivamente están en este festival por segunda ocasión y aunque señalaron que fue costoso asistir ?cada uno dijo haber pagado 78 mil pesos?, fue más una cuestión de decisión.

?Nosotros no somos ricos, nuestra familia no tiene dinero, pero queríamos estar aquí, así que aquí estamos. Jorge acaba de cumplir 18 y de regalo pidió venir, yo ahorré desde hace un año y estar aquí es como un sueño, no hay nada que se le asemeje, es impresionante ver la magnitud del evento?, explicó Raúl.---XXX---Cinco años sin Winehouse

CIUDAD DE MÉXICO, julio 23 (EL UNIVERSAL).- Cinco años después de la muerte de Amy Winehouse, su legado continúa. Aquel 23 de julio de 2011 la cantante de 27 años dejó de existir, dejando atrás su esencia musical y sus letras desgarradoras, ejemplo para muchos de cómo desde la rebeldía también se puede revitalizar la industria de la música actual.

Amy provenía de una familia judía y luchaba contra desórdenes alimenticios como la bulimia y su adicción a las drogas y el alcohol. Nunca dejó de ser ella misma e hizo su voluntad para encontrar el sonido que le gustaba, no importaba si era comercial o exitoso.

Cuando el productor Mark Ronson la conoció, sabía que tenía preferencias por el jazz y el blues ?géneros...

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