Brecha generacional

AutorAlberto Bortoni

El nuevo Seat León no comparte mucho con su sucesor. Esta es la segunda generación del popular hatchback de Seat y le ha tocado un cambio importante, sobre la generación a la que substituye. El cambio no es tan dramático como el que sucedió con el Toledo, pero el diseñador Walter de'Silva se ha encargado de darle la nueva imagen de Seat que está en el Toledo y Altea. Quizá demasiado familiar, pues visto sin atención es difícil diferenciar entre los tres sobretodo en la parte delantera.

El León que substituye había sido uno de los favoritos en el mercado mexicano. Su apariencia y proporciones lo distinguían entre la oferta de hatchbacks. Su imagen recordaba al Scirocco, diseñado por Giugiaro a mediados de los setentas. El nuevo León es definitivamente más moderno, pero le falta la distinción que tenía el León anterior. Quizá sea sólo cuestión de tiempo, pues se trata de un modelo muy atractivo y con una línea relativamente deportiva.

Pero fuera de su apariencia estética, un tema que en todos los coches siempre genera controversia, el León es mejor que la versión anterior en todos los aspectos. El espacio por principio de cuentas es mayor y los accesos tanto para las plazas traseras como para la cajuela es más amplio y cómodo.

Seat pone el concepto de chasis ágil en todos los León. El chasis ágil se introdujo con el León Cupra y ya está presente en el Ibiza y Cordoba. El concepto mezcla calibraciones de elementos mecánicos y de asistencia electrónica para darle a todos los vehículos Seat una sensación y un manejo deportivo.

La suspensión trasera ha sido mejorada y el eje torsional ha sido reemplazado por una suspensión completamente independiente. Esta suspensión es una multilink de cuatro brazos. Con una suspensión independiente en las cuatro ruedas es posible darle una mejor calibración y crear un compromiso más acertado entre la rigidez para curvas pronunciadas y suavidad para pavimento maltratado. La suspensión delantera sigue siendo la McPherson, cuyas cualidades de espacio y dinámicas la hacen apropiada para el León.

Las motorizaciones también han sido mejoradas considerablemente. El motor de 1.8 litros y 123 caballos ha sido reemplazado por el 2 litros FSI de 150 caballos. Hay una brecha generacional muy marcada entre los dos motores. El FSI es uno de los motores más avanzados tecnológicamente hablando del mercado. La inyección directa de combustible es una tecnología difícil de concretar y Volkswagen la está aprovechando bien con...

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