Brazalete electrónico: una cárcel individual

AutorMaría Elena Cantú

"No te ponen un brazalete te ponen un grillete", dice Alberto sin dudar, ex policía sentenciado a 13 años 4 meses de prisión en el Reclusorio Norte en la Ciudad de México por tentativa de homicidio. "Un delito que no cometí", subraya antes de narrar cómo vivió su libertad condicionada bajo la modalidad de supervisión con brazalete electrónico, que puede o no conceder el Juez de Ejecución, según el Artículo 136 de la Ley Nacional de Ejecución Penal.

Explica que tras apelar su sentencia, de estar tres años ocho meses "en el infierno" y cumplir con todos los requisitos de la ley, salió de prisión con un brazalete en el tobillo que le hizo sentir durante un año y seis meses "más encarcelado que estando encarcelado".

"Pasé de una cárcel llena con 15 mil personas a una cárcel individual", afirma. "Para empezar, el brazalete te cuesta 92 mil pesos. Mi familia lo pagó por medio de una fianza y aparte tienes que dejar en el juzgado un depósito de 20 mil pesos. Además del brazalete te entregan como un cuadradito, (...) es un GPS que no se puede separar siete metros del brazalete del tobillo, (...) porque si se separa uno del otro, chilla, empieza a sonar. Entonces para todos lados tienes que cargar con tu cuadrito y con tu brazalete porque ese no te lo puedes quitar (...) ya es parte de ti".

De acuerdo con el reglamento, la ruta inmutable, indica, es "del lugar donde resides a tu trabajo y de tu trabajo al domicilio. No puedes usar taxi (...) porque está prohibido andar en vehículos particulares por un supuesto intento de fuga. Entonces tienes que usar trasporte público...

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