Una bomba de tiempo japonesa

AutorBill Spindle

Redactor de The Wall Street Journal

TOKIO - La deuda nacional de Japón es descomunal y sigue creciendo rápidamente, pero los planes para enfrentarla permanecen en un segundo plano, convirtiéndola en una de las amenazas más serias a un país que se abre paso hacia el bienestar económico.

Eso quedó claro tras un reciente conflicto político en el que el primer ministro, Yoshiro Mori, sobrevivió a un voto de censura y estableció un nuevo gabinete para llevar a su Partido Democrático Liberal hacia las importantes elecciones de la Cámara Alta el año entrante.

La deuda del gobierno japonés como porcentaje de su producción económica es ahora la mayor del mundo, sobrepasando la de Italia. El debate sobre qué hacer al respecto casi fractura al partido de gobierno a finales de noviembre, cuando Koichi Kato, un gran opositor a los gastos en obras públicas a gran escala, amenazó con apoyar un voto de censura contra Mori, cuyos seguidores quieren que mantenga abierta las compuertas del gasto. El golpe interno contra Kato fue aplastado, junto con cualquier esperanza de solucionar pronto el problema de la deuda japonesa.

La deuda empezó su espiral alcista en 1993, cuando el presupuesto anual del gobierno cerró en números rojos por primera vez en años. Fue el inicio de un círculo vicioso: la economía de Japón se desacelera, la recaudación de impuestos tambalea, el gobierno lanza un paquete fiscal para estimular el crecimiento, pero no logra una recuperación duradera.

En 1993, Japón tenía una deuda nacional acumulada igual al 69% de la producción anual, una de las más pequeñas del mundo industrializado. Ahora se ha inflado a un 114% de la producción, mientras que la tasa equivalente en Estados Unidos, su principal rival económico, disminuyó al 60% en 2000.

Desde 1983, el gobierno ha autorizado ocho paquetes de estímulo fiscal con un valor total de US$1,013 billones, lo que equivale al tamaño

de la economía de Italia. Pero el gasto, principalmente en carreteras, puentes, túneles y otros proyectos de obras públicas, así como algunos recortes de impuestos, ha perdido efectividad con los años. El crecimiento de Japón ha promediado poco más de un 1,5% en la última década, con varios periodos prolongados de contracción.

Eso ha dejado al desnudo al mayor culpable del crecimiento de la deuda: la reducción de los ingresos fiscales. El Ministerio de Finanzas anticipa una caída del 16% en la recaudación fiscal de este año, respecto de 1991, cuando la economía empezó a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR