DESDE EL BLOG / El fin de la apatía

AutorMaría F. Santos Villarreal

Es muy interesante cómo el chip de la gente en cuanto a su rechazo de la cultura de la protesta ha cambiado radicalmente en los últimos años.

Me da un gusto enorme que los pueblos del mundo finalmente estén despertando. Hay protestas en Estados Unidos (Ferguson, Washington, Boston, Los Ángeles, entre otras 170 ciudades más, de acuerdo con CNN), Corea del Sur, Haití, Italia, Francia... en todo el mundo. Pero sobre todo en México.

Las generaciones de nuestros abuelos y padres ya no ven como un acto de rebeldía sin causa el que los jóvenes critiquemos las acciones del Gobierno cuando éstas no nos parecen adecuadas.

Los jóvenes activistas ya no son vistos por esas generaciones como inútiles, delincuentes, desempleados y ociosos; son vistos con admiración y orgullo, como debe de ser, pues están cambiando al mundo.

No estoy tomando en consideración a los "activistas" violentos y a los vándalos, pues nunca debemos de confundir libertad con libertinaje. Únicamente son de admirar quienes luchan pacíficamente.

Ha cambiado tanto la manera en que la gente ve las manifestaciones que vemos a personas de la edad de nuestros padres, e incluso de nuestros abuelos, en las protestas. Esto es algo que décadas atrás era impensable, al menos en México.

Esta cultura de la protesta cambió radicalmente, sobre todo aquí en Monterrey, la antes "capital de la apatía".

Monterrey era conocida por ser una ciudad "agachona", pero sorprendió el pasado 20 de noviembre con 4 mil manifestantes en las calles y en los siguientes días con diversas marchas, como la del 1 de diciembre por la causa de Ayotzinapa.

Me dio mucho gusto ver a gente de todas las edades, la cual siempre me criticaba por apoyar las marchas y manifestaciones, preguntarme en dónde serían las próximas salidas e interesándose por asistir a las más que pudieran.

Me sorprendió de manera positiva ver que, por fin, quienes abrazaban la apatía la tiraron a la basura y se unieron con todo el dolor y sufrimiento de los mexicanos.

Por fin todos nos unimos y fuimos solidarios y fraternos con el dolor ajeno y colectivo, dada la situación que vivimos bajo este régimen con tinte autoritario y violento.

No habíamos visto mexicanos de mi generación un movimiento tan grande de marchas y protestas de distintos tipos en...

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