Birria de domingo

AutorRamón Estrada

"La experiencia me marca que hay que hablar siempre en la cancha, luego te puede pasar que te hagan tres goles, y te vas triste a casa y arrepentido de haber hablado de tu rival".

Fabricio Fuentes

Defensa del Atlas

"Golpeamos en el momento justo y después supimos conservar muy bien el resultado".

Emanuel Villa

Delantero del Atlas

"No nos queda otra más que sacar la cara, este partido es imperdonable, perder así, porque es un rival con el que no se puede caer así".

Jorge Barrera

Defensa de Chivas

Hambrientos por lograr la salvación por el no descenso, ayer los Zorros se encontraron con unas Chivas servidas para comerse en tres bocados, y ahora hasta a la Liguilla pueden meterse.

El Atlas aprovechó ayer la debilidad del Guadalajara sin sus seis seleccionados y terminó por borrarlo de la cancha al golearlo 3-0, para estar ahora no sólo cerca de evitar la quema del descenso, sino hasta de conseguir una posible clasificación en el mismo grupo del endeble Rebaño.

Daniel Osorno, y en dos ocasiones el argentino Emanuel Villa, quien es el sublíder de goleo con 9 anotaciones, fueron los autores de la felicidad rojinegra y de la tarde triste para el chiverío.

Lo peor para los rojiblancos de José Manuel de la Torre, además de ligar ayer su segundo descalabro en la Liga, es que no han podido marcar gol en tres partidos desde que perdieron a sus futuros mundialistas.

Lo lamentable fue que los Zorros en el segundo tiempo los hicieron ver tan mal que la goleada pudo haber sido de mayores y escandalosas proporciones.

El Clásico tuvo dos rostros muy diferentes entre un tiempo y otro.

En el arranque, el brasileño Danilo Vergne tuvo dos piques veloces que hacían pensar que venía motivado para convertirse en la figura, pero a la hora de la definición se le terminó la cancha antes de que mandara el centro.

Después, poco a poco se convirtió en una víctima más del ritmo que perdía el encuentro, quizá por el calor incesante de 30 grados que ayer sofocaba sobre el césped del Jalisco.

Incluso, al descanso ambos equipos fueron despedidos entre abucheos.

"Ahorita se compone, un Clásico de estos nunca termina sin gol", le decía un aficionado chiva de la Zona B a su hijo, justo antes de la reanudación.

Y ese deseó se le cumplió, pero en contra de su adorado equipo, pues si en la primera parte lo mejor que habían tenido los locales era la movilidad solitaria de Alberto Medina y un remate con la cabeza de Adolfo Bautista, para el segundo los Zorros aparecieron para devorar...

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