Desde mi Ladera/ Biografía tapatía
Autor | Juan López |
De cómo llegaron a querer fundar los dominicos...
Cuando usted esté frente a un templo dedicado a San Francisco de Asís o a Santo Domingo de Guzmán fíjese bien en la fachada y verá cómo en la de San Francisco siempre estará una estatua de Santo Domingo de Guzmán y en la de Santo Domingo siempre habrá una imagen de San Francisco; lo anterior se debe, nada menos y nada más, a que los dos santos fueron amigos personales, motivo por el cual sus seguidores han continuado con la tradición de sus santos patronos; por lo mismo, casi siempre coincide que donde hay convento de una orden lo haya de la otra, y Guadalajara no podía ser la excepción.
Los padres dominicos o predicadores han sido y son los seguidores de la regla que marcara en el Siglo 13 el español Santo Domingo de Guzmán; corre fama de que los dominicos siempre se han distinguido por ser hombres dedicados a los conocimientos eclesiásticos, pues de sabios nadie les apea; con sólo decir que el autor es un dominico, es como decir que lo escrito tiene garantía de calidad; por cierto que a Santo Domingo y a los dominicos se les ha conocido como los "perros de Dios", por ser, como han sido, los guardianes de la doctrina católica, apostólica y romana.
El ilustre Obispo de la Nueva Galicia, con asiento en la ciudad de Guadalajara, conociendo, como conocía, el valer y el valor de los padres predicadores o dominicos, y deseoso de aumentar el número de operarios para que trabajaran en los campos neogallegos, a fin de conquistar más almas para la cristiandad, y con el antecedente de que en Guadalajara ya había convento de monjas dominicas, con la potestad de que era depositario estableció:
"Y entendiendo que los religiosos de la orden de Santo Domingo, cuyo ministerio y oficio es el de la predicación, y que en esta ciudad de Guadalajara hay un monasterio de monjas de la misma orden, que hasta ahora se ha administrado en lo espiritual y temporal por los vicarios puestos por nos, y que de esta administración ha resultado haber venido en tanta disminución y quiebra sus haciendas, por ser lo principal de ellas de campo y haber andado en mercenarios, en tanto grado que, si no se pide limosna particularmente, no se pueden sustentar, y que si tuviesen las dichas haciendas dueño propio, que con fidelidad y verdad las administrase, los frutos de ellas serían muy honestos para el sustento de las dichas monjas...
"Por lo tanto hemos acordado de dar licencia, permiso y facultad a los religiosos de dicha orden...
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