Bink, la empresa que colorea ropa con bacterias para ahorrar agua

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 10 de mayo)CIUDAD DE MÉXICO, mayo 18 (EL UNIVERSAL).-Hoy compramos cuatro veces más ropa que hace 20 años. El negocio textil no para de crecer, a pesar de ser la segunda industria que más contamina el planeta y la responsable de 20% de la polución del agua.

Para combatir este problema, cuatro jóvenes mexicanos y un colombiano crearon Bink, una empresa que pigmenta telas con bacterias para ahorrar agua. Para lograrlo, Jorge López y Daniela Arriaga, estudiantes de la UNAM, subían a cantar a los camiones para convencer a los pasajeros de apoyar su proyecto.

"Mira cómo contamina la industria textilera, somos los que crecen bacterias para colorear tus telas", así comienza la Cumbia textilera, tema para invitar a las personas a conocer y votar por Bink, integrado también por los ingenieros veracruzanos Héctor Sánchez y Luis Méndez, y el arquitecto colombiano Carlos Mouriño. La razón para pedir votos fue que el proyecto compitió en el DemoDay contra otras 37 propuestas provenientes de todo el mundo.

Estos jóvenes fueron elegidos de entre 30 mil estudiantes de diferentes países para participar en el Trepcamp, un programa que se lleva a cabo en Estados Unidos, Inglaterra y México para apoyar a los emprendedores con ideas que combatirán problemáticas globales.

En ese evento los chicos se conocieron y descubrieron que todos querían cuidar el agua. Luis y Héctor ya trabajaban en el tema con un proyecto de reciclaje de líquido llamado Ventox.

Ya como equipo, presentaron sus ideas a empresarios de la industria textil.

"Cuando hablamos con el dueño de una fábrica de ropa, nos respondió que el agua no era un gasto muy grande y no quería invertir en cuidarla. Nos dijo que estaba en una guerra de centavos y que si él subía un poco sus costos, cerraba. Eso nos destruyó todo", cuenta Carlos.

Esa fue la primera gran lección para los emprendedores: aunque su idea tenía una huella ambiental favorable, los empresarios no lo consideraban una opción económicamente viable.

"Ahí es cuando te das cuenta [de] que en México no hay regulaciones para el tratamiento de aguas residuales. Como no hay sanciones, las empresas no están obligadas a tener este tipo de sistemas y liberan toda esa agua con metales pesados y otros contaminantes tóxicos que son parcialmente tratados y liberados al medio ambiente", cuenta Luis.

Los jóvenes volvieron con el empresario y le preguntaron cuál era su gasto más alto, y él les dijo que...

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