Bigotón y cabalero

AutorDaniel Zazueta

Todavía no conocía el Feng Shui, así que no cargaba brújula para orientar su cama, sin embargo, desde sus tiempos pasados con el Atlas, el técnico Ricardo La Volpe ya era aficionado a las cábalas.

Sus ex pupilos recuerdan con gracia todas las fijaciones que el timonel solía cumplir al pie de la letra antes de cada juego, como aquella ocasión previa al juego de vuelta de Semifinales contra el Cruz Azul, en el Estadio Jalisco.

"Le habían regalado un encendedor para prenderse un cigarro. Salíamos nosotros a jugar a la cancha, se prendía un cigarro en el vestidor y salía fumando del túnel. Era un partido decisivo y había dejado el encendedor en el camión, cuando estaba por salir, no podía encender el cigarro con 'ese' encendedor", explicó el defensa Pablo Lavallén.

"Estábamos los dos equipos en el campo de juego, a punto de empezar, y vocearon por la voz del Estadio (Jalisco) al chofer del camión, que se le necesitaba urgente en el vestuario. Nosotros sabíamos que era por eso, que no iba a salir a la cancha hasta que Arturo, que era el chofer, le llevara el encendedor. Ni habían dejado subir a los suplentes a la banca, porque Ricardo no encendía su cigarrillo, fue una anécdota muy cómica".

Jorge "Negro" Almirón remembró que el estratega tenía también un extraño pacto de suerte con los teléfonos.

"Lo que yo veía de Ricardo es que siempre llamaba a la misma gente, en el camión, que le llamaba mucha gente amiga, se notaba que era bastante cabalero", recordó.

"Me acuerdo de un amigo que lo llamaba desde Argentina en...

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