Una niña bien... mala / Sexy, Freak, Erótica

Hace un par de semanas un buen amigo me propuso organizar un evento para presentar nuestra nueva marca de ropa, accesorios y juguetes, en donde se conjuntara sensualidad, erotismo y un toque diferente que hiciera al evento único e inolvidable, así que, luego de darle mil vueltas a asunto, surgió el concepto ideal: Sexy, Freak, Erótica.

El evento estuvo lleno de emoción, adrenalina y locura y la excitación comenzó a elevarse desde que un stripper subió al escenario a calentar los motores de todas las chavas que, luego de tal explosión de feromonas, estuvimos dispuestas a dejar a nuestros respectivos disfrutar del show de tangas y lucha en aceite de dos espectaculares mujeres que hasta al réferi voluntario revolcaron entre ellas.

Ya para entonces se sentía en el ambiente un efecto afrodisíaco, así que apenas llegué a la mesa en donde estaban mi Kraken y todos mis amigos, el cachondeo comenzó a fluir y, sin poder esperar más, uno de nuestros mejores cuates y la amiga con la que iba nos jalaron a una pequeña bodega que estaba adentro del baño de hombres y sin dejarnos reaccionar, nos apañaron en una marea de besos hasta llegar a un faje sensacional que logró hacernos olvidar donde estábamos.

Casi sin dejar de besarnos, logré sacar mi vestidito azul y con sorpresa descubrí que aquella chica que nos acompañaba se encontraba totalmente desnuda junto a mí, así que sin pensarlo más la acerqué un poco más mientras ellos continuaban tocándonos para calentarnos con mayor intensidad.

Sus besos dulces y su tacto suave subieron aún más mi libido hasta dejarme escurriendo de lujuria en medio de aquella habitación, así que cuando sentí que un par de brazos fuertes me jalaban para subirme a una caja, no pude más que aferrarme a él y dejarme llevar por aquel remolino de pasión en el que ya estaba envuelta.

Con el eco de aquellos jadeos provocados por mi Kraken en aquella mujer que apenas conocía, mi excitación llegó a su máxima expresión y no pude más que brincar de donde me encontraba para voltearme de espaldas contra la pared y pedirle a mi amante que me diera con absolutamente todo el poder que ya lo abrumaba.

Nuestros gritos se confundían en aquella locación, hasta que alguien entró abruptamente y logró que todos recobráramos un poco de cordura, así que como pudimos nos vestimos nuevamente, nos refrescamos y salimos a continuar con la función.

Recuperando la compostura y, entre sollozos y adrenalina, logré presentar a Bombón, una mujer de graaaan talla...

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