Una niña bien... mala / Milahmomento

AutorMilah

El siguiente es el relato ganador del concurso que realicé en Twitter y que prometí publicar, tiene edición mínima y su esencia se respetó. Agradezco a todos su entusiasta participación y los invito a leer otros Milahmomentos en milahescort.blogspot.com

Salí de casa mirando el reloj y cuidando todo a mi alrededor, que nadie viera que salía tarde. Volé hasta el lugar de nuestra cita, era el VMB. Estaba nervioso y excitado me preparaba, subiendo las escaleras, para lo que me esperaba tras la puerta de la habitación 1234.

Llamé tímidamente, golpeando la puerta con los nudillos y se abrió. No me recibió nadie, pero escuché tu voz diciéndome: "pasa, pasa...".

Entré y cerré la puerta. Todo el frío que contenía mi cuerpo se derritió cuando apareció ante mí el motivo de mi cita. Te veías espectacular, sexy, curvas marcadas y unas lolas deliciosas, listas para ser tomadas.

Una copa y un cigarro calentaron el ambiente mientras hablábamos y nuestras miradas se perseguían.

Encendiste velas por toda la habitación que se reflejaban en las sábanas negras de seda. Sólo deseaba que me arrancaras la ropa para fundirme con ellas.

Subió la temperatura, mis ojos se clavaron en los tuyos. ¡CARAJO! Nunca había deseado a nadie así! La lujuria nos dejó en ropa interior.

Tus dedos rozaban mi piel, tus besos eran húmedos, instintivos... Después de juguetear con casi todas las zonas erógenas que poseo, sacaste de un cajón un pañuelo azul. Sonreíste planeando una travesura. No podía permitirte que vendaras mis ojos, si me tocabas más conseguirías que me viniera y aún no habíamos empezado.

Decidí tomar las riendas y te robé el pañuelo. Me acerqué despacio y te vendé los ojos.

Estábamos frente a frente, tus pezones rozaban mi pecho y entre tus piernas había explosiones de líquidos y calor, mucho calor.

Lamí tu cuerpo, tus pezones, mientras saboreaba el placer de darte placer y te chupé las piernas y el tesoro en medio de ellas hasta que el orgasmo estuvo cerca. Tú me acariciabas el cabello, retorciéndote.

Me llevaste con tus manos, nos besamos y comenzaste a quitarme la trusa, mientras tú te quedabas en liguero y medias.

Querías que te penetrara, pero todavía no era el...

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