Una niña bien... mala / ¡Esos sí son buenos amigos!

AutorMilah

La semana pasada fue el cumple de una muy buena amiga con la que siempre ha habido una química enorme y quería celebrar con algo especial para su cumple, así que se le ocurrió invitarme a mí y a otras dos chicas para regalarnos una encerrona en un ambiente afrodisíaco con buena música y el mejor reventón que cuatro niñas solas y muy calientes pudieran lograr.

La fiesta comenzó a las tres de la tarde y para las seis ya estábamos enfiestadas, así que comenzamos a ponernos un poco cariñosas entre nosotras y, luego de repartir un par de besos, al fin logré que mi amiga estuviera muy, muy cerca de mí para darle su regalo de cumpleaños.

-Ven aquí, déjame consentirte, ¡feliz cumple!

Y fue así como comenzó una cadena de lujuria que pararía hasta el día siguiente.

Ella y yo disfrutábamos nuestra fantasía de al fin poder probarnos por completo, y una de las otras chicas nos hizo un par de fotos que luego compartió para que nos quedara el recuerdo de ese momento, sin embargo, yo moría por encontrarme con mi cómplice de locuras y lo único que se me ocurrió fue enviarle una de esas fotos para calentarlo y convencerlo de recibirme en su casa con ella para continuar.

Mi pobre amigo, en pleno lunes y con mil cosas que hacer al día siguiente, enseguida me dijo que le cayéramos y me dispuse a organizar, pero ella tenía más compromisos para festejarse y no me pudo acompañar.

Un poco frustrada y con ganas de seguir la fiesta convencí a otra amiga a la que le debía su festejo de 19 años de venir a visitarnos.

Yo aún no le decía a mi cómplice ni a mi amiga mi maquiavélico plan de continuar con una fiesta sexosa entre los tres, pero como suele ser en este tipo de cosas, ni siquiera hubo necesidad de proponerlo.

Apenas llegó mi amiga, la recibimos con un intenso abrazo y la llevamos a la habitación. Ella me jaló y me besó tan intensamente que de plano mi loco favorito se sentó en una silla para gozar el show.

La verdad es que amigos como él no se encuentran en cualquier lado, no solo me había dado hospedaje y había querido seguir la fiesta conmigo, sino que además de todo me estaba dando chance de mega darme a mi amiga enfrente de él y sin importarle si él participaría o no.

El ambiente ardía y yo quería sentir el cuerpo y la boca de él compartiendo lo que yo probaba, así que volteé para hacerle un guiño y eso bastó para que se acercara cautelosamente hasta nosotras y comenzáramos con la acción.

Cada uno de nosotros se concentró en una parte diferente de ella para...

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