BENCHMARK / ¡México, creo en ti!

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

Hace 45 años, en mis últimos años de primaria, declamaba en las ceremonias de la Independencia en el Instituto Cumbres de Saltillo la fabulosa poesía "¡México, creo en ti!", de Ricardo López Méndez.

Un credo lleno de esperanza, de un amor patrio entremezclado con los contrastes, contradicciones y retos de un país que lo tiene todo, pero que a la vez no tiene nada. Un cántico ideal para celebrar esa fe hoy tan necesaria cuando vivimos entre tantas tribulaciones y amenazas.

Con el respeto que me merece el magnífico texto de este poeta yucateco, hoy me atrevo a tomar cuatro de sus estrofas (en itálicas) a las que agrego algunas de mi autoría, que buscan reflejar los aconteceres actuales.

De antemano, una disculpa por este burdo intento.

¡México, creo en ti!, como en el vértice de un juramento. Tú hueles a tragedia, tierra mía, y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado.

¡México, creo en ti! Creo en el poder de un liderazgo que comprenda que por algo Dios nos dio sólo una boca, pero dos ojos y dos orejas. Que entonces entienda que hay que hablar poco y observar y escuchar mucho.

¡México, creo en ti! Creo en la independencia de pensamiento que acepta la realidad, aprende y ajusta. Que no se escuda en otros datos para esconder una ineptitud que nos lleva directito a un destino que asusta.

¡México, creo en ti! Creo en la palabra verdadera, alejada de los insultos de las mañaneras.

¡México, creo en ti! Creo en evaluar a nuestros buenos maestros para mejorar la educación y así transformar de veras a toda la nación.

¡México, creo en ti! Creo en enseñar a pescar para eliminar la pobreza. Creo en el poder de la educación y el empleo para generar riqueza. Rechazo el espejismo de que regalar es progreso, porque NO, no es lo mismo.

¡México, creo en ti!, porque escribes tu nombre con la equis, que algo tiene de cruz y de calvario. Porque el águila brava de tu escudo se divierte jugando a los volados con la vida y, a veces, con la muerte.

¡México, creo en ti! Creo en tus fantásticos paisajes. Desde la gran Sierra Tarahumara hasta el Cañón del Sumidero; a pesar de que ahora al recorrerlos tengas que cuidar que un criminal no te meta un agujero.

¡México, creo en ti! Creo en tu potencial de regeneración, a pesar de que los abrazos se tiñan de rojo por tanto y tanto balazo.

¡México, creo en ti! Creo en las energías limpias aunque hoy tus cielos se pinten de negro por la quema de combustóleo. Creo...

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