BENCHMARK / Del lío a 'Lia'

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

"Temía todo. Temía tener un negocio. Temía pedir prestado. Temía que mi sueño se convirtiera en una pesadilla. Pero hoy este negocito es nuestro. Mi sueño se ha materializado".

Así -orgullosa y con lágrimas en sus ojos- me platicaba Lia Avendaño en su negocio Coffeeshopcom13 en la Comuna 13 en Medellín, Colombia.

Conmovedor, interesantísimo y súper relevante para México, porque en este otrora barrio de la muerte se observa en un microcosmos lo que realmente se requiere para transformar algo para bien.

Para pasar de un enorme lío a la inspiradora historia de Lia.

Veamos.

Empecemos con el lío.

En 1991, en el pico de la guerra entre el Cártel de Medellín, de Cali, los "Pepes" (paramilitares) y el Estado, en la ciudad hubo 6,809 homicidios.

Escalofriante, su tasa de homicidios rondó 300 por cada 100,000 habitantes. Imagina, según el Consejo para la Seguridad, Zamora, Michoacán, fue en 2021 la segunda ciudad más violenta del mundo con 197 homicidios por cada 100,000 habitantes.

¡O sea, en 1991 Medellín fue 50% más violenta!

Y la Comuna 13 era un triste ejemplo.

"En esta canchita deportiva hace 20 años traían a chavos que se negaban a trabajar con los paramilitares, los arrodillaban y los ejecutaban sicarios adolescentes frente a todos", cuenta Duván, nuestro guía local.

¿Y hoy?

Según el diario El Colombiano, en 2021 Medellín tuvo 6 homicidios por cada 100,000 personas (murieron 403 paisas). Ah, y 39% de los casos fueron resueltos. Ah, y hubo 126 días sin un solo asesinato.

Envidia de la buena, la transformación es evidente.

¿Cómo la lograron?

¿Acaso allá sí funcionaron las dádivas y los abrazos?

¡Ja, para nada!

Claro, parte de la respuesta involucra al narco.

El Cártel de Medellín fue desarticulado y las bandas que quedaron, como bien explicó el diario El Tiempo en 2017, "son más dispersas, más pequeñas y menos peligrosas".

Duván tiene otros datos: "Nadie lo dice, pero tras bambalinas acordaron con los cárteles, fue el primer paso".

Digamos que una especie de pax narca.

Pero eso no basta.

Se reforzó la policía y las fuerzas del orden. Cuenta El Tiempo que en 2011 en Medellín había 121 cuadrantes de vigilancia a cargo de 726 uniformados. Para 2017 ya había 413 cuadrantes y 7,000 agentes.

Dos factores que quizá expliquen el orden.

¿Pero, y el progreso?

Contesto regresando a Lia.

Su esposo Jaime ilustra el reto. Su familia llegó a Medellín desplazada por la violencia: narcos mataron a su papá en Urabá, donde tenía una parcela cafetalera. Al llegar...

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