BENCHMARK / Caravana de pen... tontos

AutorJorge A. Meléndez Ruiz

Imagina esta escena.

13 abril, 2022. 6:00 pm, anochece. Amazonia de Perú. Carretera (no autopista) Presidente Fernando Belaúnde, de Jaén a Cocachimba. Región del imperio Chachapoyas. De repente, una enorme cola de carros y camiones.

Hay un bloqueo. Un terremoto provocó en noviembre un desgaje en una montaña al lado del río Utcubamba, el más caudaloso de esa ceja de jungla amazónica. Destruyó 3 kilómetros de pista (así le dicen allá) precisamente al lado del río. El terreno es sinuoso.

Se improvisó una desviación de 7 kilómetros de un sólo carril de tierra que serpentea en las montañas. Tras esperar 40 minutos, por fin avanzamos. Es de noche, el trayecto es espectacular y peligroso.

Y, claro, ahí van los pendejos.

Con todo y pipas y camiones, ¡empieza el rebasadero!

Por la derecha, rápido, no vayan a llegar tarde (ironía).

El riesgo de despeñarse es evidente.

Con un pendejo tienes.

Parafraseando al chapulín colorado: ¡síganme los bueyes!

No, sí el liderazgo funciona para bien... o para mal.

"Ese de la SUV Toyota es muy atrevido. No me puedo quedar atrás...", parecen decir los que forjan las caravanas de pentontos.

Sí, hablo en plural. Porque esas caravanas no son exclusivas de Amazonia. ¡Ja, que va! Son tristemente comunes.

Hablemos, pues, del antiliderazgo.

De una vez aclaro, por definición un líder toma el mando. Por lo tanto, no es raro que acelere. No es raro que rebase. No es raro que se atreva, que haga lo que otros no se atreven a hacer.

Y, sin embargo, hay una línea muy tenue entre liderazgo y narcisismo.

"Los narcisistas son particularmente atractivos en situaciones de incertidumbre por la seguridad que demuestran y su tendencia a ir contra la corriente", explica Charles O'Reilly.

El profesor de Stanford profundizó en más de 150 estudios sobre el narcisismo e identificó una de las grandes broncas de este mal: es fácil confundir a un narcisista con un líder transformador.

Es fácil confundir a un pendejo que rebasa a lo loco en la noche con un tremendo piloto de carreras.

El narcisista atrae en los negocios... y en la política.

¿Cómo evitar que lleguen narcisistas al poder? O'Reilly da una receta para los negocios que vale la pena reflexionar para la política:

  1. Definir con claridad las características transformativas que se requieren, para no confundir narcisismo con transformación. Sí, curiosamente el profesor usa el mismo término que le encanta al narcisista que hoy mal gobierna desde Palacio Nacional.

  2. Cuidar el proceso de...

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