La belleza de la lentitud

AutorMario Abner Colina

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COLORADO.- Cuando todo parece ir más deprisa, ir a contracorriente y disfrutar de la lentitud y de la contemplación es casi un acto rebelde.

Lo anterior es posible vivirlo a bordo de un tren de Rocky Mountaineer, emblemática firma que -en su novedosa ruta en Estados Unidos, va de Denver, Colorado, a Moab en Utah-. Este recorrido, que en auto podría hacerse en cinco horas, aquí dura dos días, con una pernocta en Glenwood Springs.

La idea de tener cabinas con camas no cabe en la filosofía de la compañía canadiense, con 32 años de experiencia. Paisajes como los que atropellan los sentidos tras abandonar la bulliciosa Denver exigen atención total, así que avanzamos mientras hay luz de día. Llegar primero no es saber llegar. Esto es un elogio de la lentitud.

Tradicionalmente pequeñas, las ventanas de los trenes aquí fueron magnificadas para el deleite de la observación. Por los vagones, cuasi domos, entran los rayos del sol, se ve el baile de las nubes y un desfile de cañones, montañas, cascadas y bosques. Explotan las variaciones de ámbar, rojos, amarillos... todo un óleo del Oeste estadounidense.

En el viaje, bautizado Rockies to the Red Rocks, que sigue el curso del Río Colorado, no hay cobertura de Internet ni pantallas en los asientos numerados. En las mesillas descansan libros sin abrir. No son momentos para evadirse, sino para vivir un western privado por tierras que fueron hogar de los indios Ute.

La emoción de esta travesía radica en escudriñar el paisaje y avistar algo de vida salvaje: borregos cimarrones, pumas, osos y alces. Los dedos más veloces con las cámaras se llevan la recompensa.

Hay tiempo para conversaciones banales o profundas con otras personas. La oferta de historias para relatar es variada, pues provienen de parejas de jubilados, veteranos del ejército u oficinistas "locos" y dispuestos a renunciar a la relampagueante modernidad por un par de días.

Hay un carro lounge para disfrutar de tragos durante todo el viaje y platillos tales como lomo de cerdo con miel y salmón con costra de cilantro: un auténtico lujo sobre rieles.

Atractivos hay muchos por el trayecto. Se atraviesa la Gran Divisoria, espina dorsal del continente que separa las cuencas que vierten al...

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