Las otras batallas

Al frente del contingente, mujeres marchan con fotografías de madres, hermanas, hijas y amigas muertas por feminicidio o desaparecidas. Bajo el grito de "Ni una más", el alto a la violencia feminicida ha sido la principal exigencia en las recientes marchas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Y lo es con razón: desde que se tipificó el feminicidio en 2013, van 508 crímenes de este tipo en Nuevo León. Y hay al menos mil 670 mujeres desaparecidas. Aunque esa es la más urgente de las demandas, no es la única. El movimiento feminista tiene sus orígenes en los reclamos por el derecho al voto, mejores condiciones al trabajo e igualdad de género. Y si bien ha habido algunos avances, siguen pendientes otras luchas. RECONOCER TRABAJO DOMÉSTICO NO PAGADO Históricamente, el rol del hombre ha sido de proveedor y, el de las mujeres, cuidar de la casa y los hijos. Aunque este mandato social está cambiando, con más mujeres en el mercado laboral y hombres en el trabajo doméstico, el piso sigue disparejo. Mientras que ellas dedican 39.7 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, el promedio en ellos es 15.2 (INEGI, 2019) Estas labores contribuyen al desarrollo económico: en 2022, el valor económico de estas labores reportó un 24 por ciento del PIB nacional. Pero obstaculiza a las mujeres de acceder al trabajo remunerado y crecer en su carrera profesional, mientras que los hombres sí pueden hacerlo. "Si queremos participar en el trabajo pagado, lo tenemos que hacer a fuerza de seguir coordinando y haciéndonos cargo de toda la parte no remunerada", señala Norma Cerros, directora de Womerang, organización que impulsa el empoderamiento femenino en el área de trabajo. "La gran asignatura que tenemos pendiente es reconocer el trabajo no remunerado, que ha sido desempeñado por las mujeres". Es vital trascender los estereotipos y prejuicios para que todas las personas se involucren de manera más equitativa en el reparto de responsabilidades. IGUALDAD LABORAL En México, alrededor de un 44 por ciento de las mujeres participa en la fuerza de trabajo, mientras que en los hombres es un 79 (OIT, 2018). Aún existen obstáculos que no permiten a las mujeres ingresar al mercado laboral y ascender. "Se necesita cambiar el sistema, crear infraestructura para que las mujeres tengan las mismas oportunidades de acceder al trabajo, crecer y permanecer", apunta Cerros. Las barreras comienzan muchas veces en casa, con la distribución no equitativa del trabajo...

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