Bartlett, el impune

AutorMartín Moreno-Durán

1988: HAY QUE EVITAR QUE LLEGUE CÁRDENAS: BARTLETT

Caía la noche de aquél tormentoso y aciago 6 de julio de 1988, día de elección presidencial. Los primeros resultados brotaban desde la tarde, y se confirmaron después de las 18 horas: Cuauhtémoc Cárdenas, el candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), el hijo del general Lázaro Cárdenas, iba ganando la elección. Las luces rojas se encendieron en Gobernación (autoridad electoral), en Los Pinos y en el PRI. El invencible partido del Estado se sacudía, a golpe de votos, y amenazaba con derrumbarse.

Manuel Bartlett, el todopoderoso secretario de Gobernación, el más poderoso en la historia contemporánea de México (últimos siete sexenios), fumaba puros ocasionalmente. (Enrique Olivares Santana, quien fuera embajador de México en Cuba, lo dotaba de cajas grandes con puros Cohiba, además de obsequiarle un humificador que Bartlett tenía en su oficina). Los votos los apabullaban. El tiempo apremiaba. Había que tomar una decisión. Y Bartlett estaba allí para asumir cualquier tipo de decisión, al precio que fuera, contra quien fuera, costara lo que costara.

La decisión fue llamar al candidato del PAN a la presidencia, Manuel J. Clouthier, uno de los llamados "Bárbaros del Norte". Claridoso. Bronco. Echado para adelante. El panista llegó a la oficina de Bartlett en Gobernación en medio de la incertidumbre electoral. Cerca de ahí, representantes de partidos y periodistas permanecían expectantes en el salón de sesiones. El Salón Revolución. La elección, en juego. El país, en vilo.

El diálogo fue el siguiente:

-Oiga, ingeniero (Clouthier), en estos momentos me llegan los resultados que nos indican que Cuauhtémoc Cárdenas va ganando en Guerrero, Michoacán, Estado de México, en gran parte de la Ciudad de México, en Baja California... Hay que hacer algo para evitar que llegue Cárdenas...

Clouthier se sorprendió ante la petición. Apenas respondió:

-¿Hacer qué...?

-Se lo voy a decir muy claro: usted ya no tiene nada que hacer en la elección. Hay que unirnos...

-¿Y yo qué puedo hacer?

-Echarle la culpa a Newman Valenzuela de lo que ocurra. Usted acuse a Newman...

(José Newman Valenzuela era el director del Registro Nacional de Electores. Ocupaba el cargo desde junio de 1980 y tenía experiencia en dos elecciones: 1982 y la intermedia de 1985. Hombre del Sistema. Sin embargo, el Sistema necesitaba un chivo expiatorio para cargarle la culpa de lo que, pocos minutos después de aquella reunión Bartlett-Clouthier, ocurriría y haría historia: la caída del sistema electoral de 1988 para evitar que siguieran fluyendo los resultados electorales que favorecían, hasta esa hora, a Cuauhtémoc Cárdenas.)

Clouthier obedeció a Manuel Bartlett. Acató lo que se le planteó en aquella reunión orillada por las circunstancias políticas, obligada para la sobrevivencia del poder priista. Del propio Bartlett. Política y circunstancia. A final de cuentas, la política es un juego de circunstancias.

¿Cómo obedeció Clouthier a Bartlett? ¿Cómo culpar a Newman Valenzuela, de manera formal y legal, de la caída del sistema y que así quedara registrado ante la historia?

El episodio continúa:

Tan sólo seis días después de la turbulenta elección presidencial del 88, Manuel J. Clouthier acudió ante la Procuraduría General de la República (PGR), encabezada por uno de los seis distinguidos priistas que participaron en la pasarela de candidatos a la presidencia: Sergio García Ramírez. Clouthier presentó, el martes 11 de julio, una denuncia tan inédita como inusual: Fraude Electoral en contra de José Newman Valenzuela. (Dentro de...

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