'Más que bares, cultura'

AutorEmmanuel Medina

Como la legendaria hechicera Viviana, capaz de disipar las nieblas a su paso, según las leyendas artúricas, la sola presencia de Mili Hernández abre un espacio lleno de energía inspiradora desde el estand de su editorial Egales (área internacional de la FIL), especializada en temas de homosexualidad, para disipar la niebla de los ojos de los que no quieren ver la realidad gay.

Convertida, a sus 48 años, en uno de los pilares de la apertura de la sociedad española a los derechos sobre diversidad sexual, esta mujer de mirada poderosa, pelo de plata y voz como metralla, llena la grabadora con anécdotas de activismo que la han llevado, exitosamente, a realizar cambios fundamentales en su país.

"Cuando escapé de España, a mis 21 años, asumir que eras 'diferente' era imposible. Todo giraba alrededor de una educación 'heterosexista'"; cuenta con voz apasionada de los primeros años 80, cuando se fue a Inglaterra.

"Llegaba a un mundo en donde había colectivos gay y la gente se comunicaba entre iguales".

Tras su paso por Londres llegó a EU, donde aprendió del grupo "Lesbian Avengers" técnicas para luchar por los derechos de igualdad, como usar pancartas y vestir gorras con lentes oscuros.

"Así, si te filmaban en la tele, tu te tapabas la cara y tus padres no te reconocían", suelta una carcajada que llama la atención de los pocos clientes que pasean por la mañana en la FIL.

Su aprendizaje y concientización rindió frutos, y regresó, en 1993, a su ciudad natal con una idea revolucionaria: abrir una librería para sus iguales.

"Yo llevaba años leyendo literatura de temática gay que compraba en la (librería) Oscar Wilde, de Nueva York, o Gay's the Word, en Londres, y de repente regreso a Madrid y nada".

Así que Mili tomó la decisión de abrir un local literario, pero se encontró con dos sorpresas.

"Una: que no tenían libros, y otra: que los clientes estaban 'en el armario'".

En 1993, el céntrico barrio de Chueca, en Madrid, eran un poco más de siete cuadras donde los drogadictos y "dealers" hacían sus negocios a plena luz del día.

Mili decidió abrir Berkana ahí, porque era el único lugar de la Ciudad donde había, de noche, actividad gay gracias a dos bares, una discoteca y un sauna de segunda.

También decidió fundar la editorial Egales para imprimir libros en castellano con que llenar sus anaqueles, porque sólo tenían, en la apertura, 100...

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