Bajo California, El Límite del Tiempo: Carlos Bolado, el cine del futuro

AutorRafael Aviña

Justo en el momento en que arrasan en taquilla cintas mexicanas como Sexo, Pudor y Lágrimas --actualmente en video-- y Todo el Poder, se estrena una película insólita, arriesgada, sencilla en apariencia, que desecha totalmente el concepto de propuesta fílmica mercadotécnica para proponer un regreso a los orígenes mismos del cine nacional y su público: la emoción por lo cotidiano, el descubrimiento de la cámara y el montaje como extensión de nuestros pequeños triunfos y fracasos cotidianos, en la historia de un artista chicano que parte de San Diego a Baja California para reencontrarse con sus raíces y poner un poco de paz a su desasosiego.

Bajo California. el Límite del Tiempo, debut industrial de Carlos Bolado, representa un cine que se opone a otro, artificial, hueco, prediseñado como una suerte de anuncio publicitario y, en ocasiones, pedante y de una falsedad fuera de serie. En efecto, el cine mexicano ha llegado a un especie de camino sin retorno y un puñado de cineastas (Bolado, Athié, Marcovich, De Llaca, Aguirre) se abren camino por sí solos comprometidos con ese espectador del nuevo milenio que buscar reflejarse en un espejo que ha perdido brillo.

En ese sentido, no resulta casual la participación de Gabriel Retes en El Límite del Tiempo, en su papel de chamán que va y viene por los solitarios caminos de un país maravilloso sin descubrir y que se ha ido borrando poco a poco como las pinturas rupestres que aparecen en la cinta. En efecto, Retes, cineasta que ha evitado la repetición de sus temas y ajeno a toda solemnidad surge como un gurú de esas jóvenes figuras --como los arriba citados-- que intentan romper con los esquemas comerciales y con la petulancia que parece ser la marca de nuestro cine.

Por ello, destaca sobremanera el trabajo de Carlos Bolado, quien decide combinar el montaje con la dirección para debutar con una historia introspectiva e intrigante en la que descubre un México desconocido a partir de un accidentado rodaje iniciado en 1995 y terminado tres años y que comparte junto con Bienvenido-Welcome, Hasta Morir, En el Aire y +Quién Diablos Es Juliette?, entre otras, la apuesta por un cine del futuro. Un cine sencillo y sensible acorde a la crisis actual que padecemos.

Nada más alejado de la pedantería que impera en nuestra industria fomentada por instituciones y críticos-publirrelacionistas, el caso de Carlos Bolado (Veracruz, 1964) es inusual. Un cineasta de trato cordial y una sencillez abrumadora que ha evitado...

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