Aventura con permiso divino

AutorAnaline Cedillo

Enviada

PLAYA DEL CARMEN, Quintana Roo.- El entusiasmo de Saúl, el guía, no tiene límites; incluso cuando apenas darán las nueve de la mañana. Queda claro que con su voz fuerte y su sonrisa franca busca contagiar al grupo para que baje sin miedo hasta un cenote haciendo rappel, nade en sus aguas cristalinas o se lance de varias tirolesas.

Para explicar las actividades de la Expedición Jungla Maya, el guía aprovecha la hora y media que dura el trayecto en auto desde Cancún hasta el Rancho San Felipe, donde se desarrolla la acción. Como los participantes son mexicanos y estadounidenses, Saúl intercala instrucciones en inglés y español.

El recorrido de la Expedición Jungla Maya, ofrecido por la empresa Alltournative, dura poco más de tres horas.

Al llegar al rancho, después de aspirar el aroma dulzón que despide la frondosa vegetación, los viajeros deben vestir sólo traje de baño, sandalias y gorra. El uso de bloqueador solar, repelente o maquillaje queda estrictamente prohibido, con el fin de preservar la naturaleza.

A cada pareja del grupo se le presta una mochila para guardar sus pertenencias, pero la recomendación es ir lo más ligero posible y dejar en los casilleros cámaras fotográficas, teléfonos celulares y todos los objetos de valor que puedan mojarse o salir volando a lo largo del camino.

Antes de internarse en la jungla, los expedicionarios participan en una ceremonia maya dentro de un cenote seco. El grupo sigue un camino de velas hasta llegar al chamán que lo espera para formar un círculo. Entonces, inicia una serie de rezos que se mezclan en el aire con el humo del copal usado para aromatizar y purificar. Con respeto se pide permiso para internarse en estas tierras y descubrir sus bellezas.

Frente a lo que parece un pozo de agua, el guía reparte arneses, mosquetones y cascos, mientras explica cómo deben colocárselos. Más que un pozo se trata de la entrada al cenote Yaxmuul y la misión es descender a rappel 12 metros hasta llegar al agua fresca. Una vez equipados, los viajeros bajan valiéndose de las cuerdas.

Fuera del agua Saúl prepara al grupo para la siguientes estaciones del recorrido: las tirolesas. El ascenso se hace sobre una suerte de puentes de madera y cuerdas que unen el suelo con las torres desde donde se lanzan los participantes. En este punto, algunos descargan más adrenalina que al arrojarse por el cielo.

Desde las alturas se contemplan las copas de los árboles y el resto de las torres con techos de palma. Cuando...

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