Shakespeare, el autor psiquiatra

AutorKaren López

Quienes creen que la bipolaridad, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo y otras psicopatologías son las grandes epidemias de la época moderna quizá deberían voltear unos siglos atrás y reconocer al "padre" de estos desórdenes mentales: William Shakespeare.

Y es que los personajes del dramaturgo develan las grandes contradicciones, complejidad y heterogeneidad de la mente humana, incluso antes de que Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, diera cuenta de ellas.

A 450 años del nacimiento de Shakespeare en Stratford-on-Avon, hoy salen a "escena" algunos de sus trágicos protagonistas que, torturados por su mente, son creaciones geniales del poeta dramático inglés.

Checa las tres obras esenciales del dramaturgo inglés

Manipulador

PRÓSPERO

En La Tempestad, aunque era el justo duque de Milán, en el exilio impuesto por su hermano a una isla desierta, Próspero es un manipulador.

El personaje se desplaza constantemente entre lo bueno y lo malo, escribe el psiquiatra Ruwan Jayatunge, en su artículo El trabajo de Shakespeare y los desórdenes mentales.

"La ambigüedad en Próspero testifica la habilidad de Shakespeare de crear diferentes personalidades", escribe.

Atrapado entre seres míticos y esclavos, Próspero es una muestra de la capacidad del dramaturgo para representar la complejidad y heterogeneidad más allá de la percepción que existía en la época.

"Había pragmáticamente una idea más simple, de sólo dos humores, cólera y sangre. El humor colérico se manifestaba en la furia, mientras que el temperamento sanguíneo se ejercía en el apetito obsesivo, a menudo pervertido", relata el ensayista estadounidense Harold Bloom en La invención de lo humano.

"Shakespeare se burla en general de estas operaciones mecánicas del espíritu; su más amplia invención de lo humano ridiculiza ese reduccionismo".

Delirio y extravagancia

EL REY LEAR

Juzgado como errático y senil, Lear es un rey que descubre el peso de su decisión de repartir su reino entre las hijas lisonjeras y condenar a su única hija honesta.

Sus delirios, incoherencias y comportamientos extravagantes tienen una razón más poderosa.

"En El Rey Lear, la locura desactiva esa racionalidad que está operando en el pensamiento político y utópico de Europa, de mostrar el abismo que hay en nuestra conducta, en nuestra historia", expresa Barrera Enderle.

"Shakespeare escribe en el auge del Renacimiento a la Modernidad, donde se consolida Occidente como paradigma. A todos esos elementos los pone en...

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