Aun con adversidades ellos son mejores

El próximo 2 de julio, a la vez que los ciudadanos eligen gobernantes, los niños y los adolescentes nos dirán qué país esperan que seamos capaces de dejarles.

No es ésta la primera vez que ocurre una votación semejante. En 1997, en las primeras elecciones infantiles, votaron 3 millones 700 mil niños en defensa de su derecho a recibir educación. En la elección de este año, que promueve el Instituto Federal Electoral y cuenta con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el DIF, la SEP y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, refrendarán la necesidad de que se reconozcan y respeten todos los derechos propios de la infancia.

El proceso se inició hace una década, cuando México suscribió la Convención sobre los Derechos de los Niños, reconociendo así el compromiso público de garantizar la alimentación, la salud, la educación, el juego y el trato digno a quienes se encuentran en la infancia.

Los 10 millones de votos infantiles que se espera reunir el próximo 2 de julio, acelerarán sin duda el proyecto de reforma al artículo cuarto de la Constitución de la República que habrá de consagrar los derechos fundamentales de los niños.

Comprometido también con tan noble propósito, nuestro diario se dedicó a investigar durante 29 días los anhelos, las carencias, las esperanzas de los niños mexicanos y los crímenes que se cometen contra ellos. Lo que sigue es un apretado sumario de lo que se descubrió a lo largo de esos días.

El derecho a ser niño

Los niños que nacen y viven en la calle no tienen nunca infancia, y menos si son hijos de las niñas de la calle. No son pocos: conforme a un cálculo modesto, en nuestra ciudad debe haber 14 mil niños viviendo en basureros, en las lumbreras del metro, en las alcantarillas. Su atención está a cargo sólo de la iniciativa privada, el Gobierno presta apoyo sólo de manera ocasional.

Muchas niñas y niños mexicanos -en total ocho de cada 10-, ven interrumpida su adolescencia cuando apenas se inicia. La pobreza los obliga a trabajar antes de los 14 años, la edad legal para poder hacerlo. Casi todos trabajan como vendedores ambulantes, limpiaparabrisas, voceadores, cargadores, pepenadores. Nueve de cada diez aportan ingresos que ayudan al sostenimiento de la familia, pero por desgracia uno de cada tres no sigue estudiando al terminar la primaria.

Las niñas y los niños están, desafortunadamente, cada vez más expuestos a las drogas. El problema es grave porque aunque sólo uno de cada doce niños...

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