Aumenta la oposición a los transgénicos

AutorNeil King Jr.

The Wall Street Journal

WASHINGTON - Si el gobierno de George Bush decide enfrentarse con Europa por sus prohibiciones para la entrada de los nuevos alimentos biotecnológicos estadounidenses, el motivo hay que buscarlo menos en Francia o Italia que en Zambia.

En octubre, con el país azotado por una fuerte hambruna, los funcionarios de Zambia decidieron devolver una ayuda de 26.000 toneladas de alimentos estadounidenses, señalando que los envíos incluían maíz alterado genéticamente que podía ser peligroso. Los granos, dijo el ministro de Agricultura de Zambia, podrían contaminar las semillas almacenadas del país y perjudicar sus exportaciones.

Para los asesores de Bush, la decisión representó una prueba patente de que la cruzada contra los alimentos transgénicos por parte de Europa había llegado hasta los hogares de los países que tienen una enorme necesidad de alimentos. Y el peor temor es que muchos otros países en Asia, América Latina o Medio Oriente adopten la misma postura, ya que existe la misma desaprobación que en Europa sobre los cultivos genéticamente alterados y la misma conciencia sobre la necesidad de bloquear el ingreso de esos productos a sus países.

Entonces, ¿cómo se puede parar esta bola de nieve? Los funcionarios estadounidenses dicen que puede haber sólo una opción: presentar una demanda ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra la moratoria de cuatro años de la Unión Europea para aprobar alimentos modificados de Estados Unidos. El argumento sería que la citada prohibición es puramente política y no se basa en hallazgo científico alguno sobre el riesgo de esos alimentos.

El presentar o no una demanda ante la OMC es motivo ahora de un intenso debate ya que los funcionarios se esfuerzan por esbozar una recomendación para comienzos del próximo año que indique a la Casa Blanca qué pasos seguir.

Robert Zoellick, representante de Comercio de EE.UU., sería partidario de seguir adelante con la demanda, pero algunos funcionarios de peso del Departamento de Estado temen que una contienda en temas alimenticios complique las relaciones con Europa en un momento delicado.

Es entendible que la situación no despierte regocijo. Y es que incluso los que están a favor de entablar una demanda reconocen que una victoria de EE.UU. en la OMC tensaría las relaciones con el Viejo Continente, irritaría a los consumidores europeos y perjudicaría la imagen de los productos alimenticios estadounidenses. Además, es probable que los...

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