A las aulas

CANSADA DE lo vacía que era su vida, de los eternos cafés con las amigas, de las tardes de conquián y de las interminables horas tejiendo o viendo televisión, Silvia Vitela encontró su segundo aire en las aulas.

La septuagenaria, madre de dos hijos y abuela de tres pequeños, decidió por fin titularse de la carrera de Economía, de la cual egresó como pasante medio siglo antes.

Así que pidió a un sobrino que la llevara a la Facultad de Economía en Ciudad Universitaria para conocer las opciones de titulación que tenía y optó por cursar un Seminario de Tesis en Política Económica.

Por 80 horas nuevamente ocupó una banca dentro de las aulas de dicha institución educativa; hoy, medio año después simplemente espera el voto aprobatorio de sus sinodales para presentar su examen profesional.

"A mí me agrada tejer, me voy con mis amigas, pero como que ya era una vida muy vacía y dije 'voy a hacer lo que me gusta' y se presentó esto, me metí y sólo lo hago por satisfacción, para demostrarme que sí podía", comenta Vitela.

En un principio le costó mucho trabajo adecuarse a los ritmo de trabajo de sus profesores y a tantas horas sentada frente a un pizarrón, pero después le agarró el gusto y disfrutó las horas que pasó en la biblioteca y en internet investigando para ofrecer un texto de calidad.

"En un inicio no carburaba bien, pero fui haciéndolo bien y vieron que había trabajado bien en el curso, que había aprobado e hice un ensayo".

Por esta razón, doña Silvia se convirtió en una mujer digna de admirarse para su esposo, hijos y amigos, quienes únicamente han tenido palabras...

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