Atrapando Reflexiones y Balones/ Mudanzas

AutorFélix Fernández Christlieb

Operaciones, partos y mudanzas ocurren todos los días en todos los países del mundo, eso no es novedad para nadie ni es noticia. Pero solamente quien ha experimentado una de estas tres situaciones, puede comprobar que cada operación, cada parto y cada mudanza son experiencias únicas que implican cambios y adaptaciones; incomodidades y placeres... angustias y sonrisas.

El futbol profesional reune cirugías en el contacto, las caídas y los movimientos violentos de sus actores; chocolates y puros frecuentes, debido a su prolífica edad; y cambios domiciliarios, que incluyen por supuesto, diferentes ciudades, ante la descentralización de nuestro futbol y sus múltiples alternativas a lo largo y ancho del territorio nacional.

Una mudanza y sus múltiples implicaciones es un tema poco atractivo en una reunión; quizá por ser tan usual, quizá por ser tan personal o quizá por ser tan monótono. Pero el tiempo que se necesita dedicar a una mudanza lo consideramos demasiado, como demasiado es el tiempo de traslados en la Ciudad de México, aunque también la conversación al respecto termina pronto en las reuniones.

Empacar una mudanza es casi un arte: envolver, acomodar, seleccionar, desechar, catalogar, distinguir, revisar, limpiar... y muchos otros ar, er, ir. Se vive en el domicilio anterior por varias semanas entre cajas, y se vivirá en el domicilio futuro por varios días entre cajas. Nadie escapa a esa incomodidad que, en el porcentaje más alto, nuestra esposa lleva a cuestas.

Hoy el caso más publicitado dentro de nuestro futbol, es la mudanza completita del equipo Irapuato, que incluyó todo menos lo más importante: su gente, su nombre y su arraigo. El plantel entero habitaba el mismo hotel con las mismas necesidades: la búsqueda de un hogar (con lo que la palabra "hogar" exige y que pocas veces se consigue), el traslado de sus pertenencias y la nada sencilla inscripción en las escuelas para sus hijos. Tres aspectos sumamente desgastantes que, forzosamente, afectan la concentración y el rendimiento de un futbolista en corto plazo.

Cambiar de ciudad resulta fascinante en muchos aspectos, pero la transición, que no anuncia un tiempo determinado, que va desde unos cuantos días hasta unos cuántos meses, es una especie de "derecho de piso" que cobra todo flete foráneo. Nadie es capaz de realizar estos cambios sin resentirlos. Ni el más ordenado, ni el más exitoso, ni el menos complicado, ni el menos exigente. Todos despertamos en un lugar desconocido al...

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