Atacan palestinos un santuario judío

Reforma/ Redacción

JERUSALÉN.- La paz se perdía ayer en el horizonte de Medio Oriente tras la destrucción de uno de los santuarios más importantes del judaísmo, el regreso de la violencia al sur del Líbano y un severo ultimátum a los palestinos lanzado por Tel Aviv.

El hecho más relevante de la jornada se registró en Naplusa, donde cientos de palestinos saquearon e incendiaron la Tumba de José. Tras la inesperada retirada del Ejército israelí, el santuario quedó bajo custodia de la Policía palestina, la cual no pudo evitar que los aguerridos manifestantes penetraran en el edificio, lo saquearan y quemaran libros religiosos judíos.

Desde hace más de una semana, el santuario judío se hallaba sitiado por los palestinos y a su alrededor se produjeron graves disturbios, desatados por la visita del líder de derechas israelí Ariel Sharon, el pasado día 28, a la Explanada de las Mezquitas, lugar santo para los palestinos.

En el interior de la Tumba de José también funcionaba una "yeshivá", una escuela religiosa judía. Desde 1996 y tras otros disturbios, el sepulcro permanecía cerrado excepto para los grupos de judíos ortodoxos que iban a rezar allí.

Se presume que ahí están los restos de José, hijo del Patriarca hebreo Jacob y de Raquel. De acuerdo con la Biblia, José fue vendido por sus hermanos celosos -ya que era el predilecto de Jacob-y conducido a Egipto, donde se ganó la plena confianza del Faraón por su habilidad de interpretar sueños.

En el noveno día de enfrentamientos, que hasta ahora han dejado 90 muertos, la violencia continuó en Gaza y Cisjordania y se extendió al sur de Líbano, donde tres soldados israelíes fueron secuestrados por guerrilleros del grupo fundamentalista Hezbolá.

Al menos 24 civiles libaneses resultaron heridos en sudeste del Líbano y dos murieron por disparos de helicópteros y bombardeos del Ejército israelí, que, tras los últimos acontecimientos, reforzó anoche su presencia en Cisjordania y en la frontera libanesa con tanques y transportes de tropas.

La destrucción de la Tumba de José y el secuestro de los tres soldados en el sur libanés significaron un duro golpe para el Primer Ministro israelí, Ehud Barak, quien dio un ultimátum a Arafat para poner fin a la revuelta palestina antes de 48 horas "o daré por terminado el proceso de paz"y vía libre al Ejército para reprimir el levantamiento.

En medio de un cruce de acusaciones y advertencias entre Israel y varios países árabes, Estados Unidos, las Naciones Unidas y la...

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