#AsiLoVeo

TEÓFILO GUERRERO

Los tramoyistas son la parte olvidada del espectáculo en el teatro, pero también los únicos que perciben un sueldo por su trabajo en esta práctica artística.

Su labor es tan importante como la del actor, del dramaturgo, o el director, pues sin ellos no puede aparecer la magia de la materia: la iluminación, escenografía, la sonorización, etcétera.

Me consta que muchas veces sin el apoyo de los tramoyistas, algunas de mis funciones no hubieran salido como esperaba. Tengo varios amigos entre los tramoyistas de Guadalajara y el honor de que uno de ellos, el maestro Pedro Reyes, haya sido padrino de develación de placa de mi primera puesta en escena como dramaturgo. Los tramoyistas son los únicos profesionales del teatro que muy pocas veces reciben este título, maestro, sin embargo, muchos de ellos poseen la capacidad, la sensibilidad y la experiencia para ser considerados como tales.

En mis 24 años como teatrero profesional recuerdo a muchísimos tramoyistas y con mucho cariño especialmente a don Francisco Quintero, Angelito, Humberto Osorio, Ramón, Daniel, Pancho, con los que el trabajo detrás de bambalinas era, ha sido y seguramente seguirá siendo muy agradable, nada como unos buenos chistes y el cotorreo para acompañar el emplazamiento de la escenografía, el afoque, la grabación de la secuencia y la sonorización.

Creo que la empatía por muchos de ellos tiene una explicación muy simple. Cuando se construyó el Teatro Experimental de Jalisco mi abuelo y mi tío eran jardineros en el Parque Agua Azul, a principios de los años 60. Por alguna cuestión...

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