Entrañas del Palacio

Desde "El Aguilita", que es como los trabajadores llaman a la estatua que corona la cúpula del Palacio de Bellas Artes, el recinto pareciera el centro mismo de la Ciudad de México, con vista hacia cualquier parte.

Desde adentro, 80 años de historia se conservan con trabajo diario en los talleres y departamentos que se encargan, sí, de que el arte llegue a la gente, pero también de que el paso del tiempo no se note.

En el taller de herrería se fabrican piezas que han dejado de existir por los años; en el de plomería se mantienen las fugas a raya -para que ninguna ópera se arruine-, y en el de los electricistas, literalmente, hacen que la función siempre continúe.

Para Carlos Martínez, trabajador del Taller de la Subestación Eléctrica, el alma de Bellas Artes no se encuentra ni en el escenario ni en el museo o los murales, sino en los tableros de distribución de electricidad que brindan luz a todo el recinto.

Contradecirlo, hasta para el artista más articulado, resultaría...

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