Artífice de la vivienda rural

AutorMarco Antonio Mata

Un anhelo de la niñez llevó a la arquitectura a Oscar Hagerman.

Se recuerda, siendo un niño, preguntando quiénes hacían las casas, quería construirle una a su abuela; alguien le dijo que los arquitectos, y a los seis años supo a qué quería dedicarse.

Cursó sus estudios profesionales como arquitecto en la UNAM, entre 1958 y 1964, una etapa que para él resultó fabulosa, pues era una escuela que recientemente se había cambiado a Ciudad Universitaria y donde los profesores de aquel entonces eran talentos como José Villagrán, José Luis Benlliure, Félix Candela y Mathias Goeritz.

Como profesional, Hagerman se ha decantado en su trayectoria por la arquitectura rural, por aquel desarrollo de trazos con un resultado que tenga que ver con una labor social, y es por ello que, en este 2020, fue distinguido por sus colegas del gremio como Arquitecto del Año en la cuarta edición del Premio Firenze Entremuros.

"Este premio representa un gran honor y una alegría muy grande porque nunca pensé que iba a pasar. Yo trabajaba en la sierra solo, la arquitectura que hacía no era llamativa, era arquitectura con los materiales y un poco tratando de que la gente estuviera a gusto en su casa, que fuera para ellos un lugar bonito para vivir y que se encariñaran con ella, pero nunca pensé que iban a darme algún reconocimiento como éste", señala Hagerman en entrevista.

Al arquitecto siempre le ha gustado compartir su trabajo con las generaciones jóvenes, por ello, y por las satisfacciones que le ha dado la profesión, se siente honrado con el fallo del grupo de jueces que avaló si candidatura: Francisco López Guerra, Andrea Cesarman, Víctor Legorreta, Sofía Aspe, Carlos Pascal, Lorena Vieyra y Jorge Arditti.

En palabras de Hagerman, la arquitectura es un sitio, no es un objeto. A la arquitectura rural, los arquitectos le han dedicado muy poco tiempo, pues cuando él iniciaba no había casi ninguno en zonas rurales, eran más bien ingenieros los que estaban atendiendo la construcción para ese tipo de vivienda.

"Me gusta mucho porque hay muchas necesidades ahí para hacer la vivienda digna y uno se sentía muy útil trabajando en vivienda rural y en escuelas, porque también trabajé mucho en escuelas en toda la República, más o menos como en 15 o 16 estados, y he sido muy feliz trabajando de esa manera porque la gente está muy agradecida por lo poco que podemos hacer, que es mucho para ellos porque no tenían ninguna atención", comparte.

SILLAS ERGONÓMICAS

Además de la...

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