Los artesanos que convierten la piel en chamarras y bolsas

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 2 (EL UNIVERSAL).- Aunque no en la cantidad de hace varios años, aún hay varias talabarterías en el centro histórico. En la calle de 5 de Mayo existe desde el siglo pasado La Palestina; en Pino Suárez: El Caballo Mexicano que abrió sus puertas en 1913, todas ellas de gran tradición. La mayoría de las talabarterías se concentraban en el centro de la Ciudad de México, en lo que fue la calzada prehispánica a Iztapalapa, hoy avenida Pino Suárez, misma que en la época colonial tuvo varios nombres, entre ellos la Calle del Rastro, pues llevaba al antiguo matadero de reses de la ciudad.

Ahora ya no es común ver caballos en la metrópoli. La modernidad hizo que el automóvil triunfara sobre el caballo. EL UNIVERSAL visitó locales aun mencionados como talabarterías en el directorio telefónico, uno de ellos en la calle Loreto número 12, la sorpresa es que ?dejó de fungir como taller desde hace más de 30 años? comenta un trabajador de la ahora tienda Plásticos Chávez, ?seguido nos llaman preguntando por los servicios? pero ya no hay restos de ese lugar.

Al poniente de la mancha urbana, en la delegación Cuajimalpa aún existe un lugar donde se hacen artículos de uso ecuestre: Talabartería Hípica, ubicada en la Carretera México-Toluca 3028, es un local que parece desapercibido entre una tienda de autoservicio y una compañía de logística, entre el ruido violento de la carretera y lo alejado de la urbe.

El talabartero es al cuero lo que el sastre a la tela. José Raúl Camacho Contreras, talabartero del taller, nervioso y entre el sonido de los automóviles, camiones y tráileres que transitan por la vía, dijo a EL UNIVERSAL que ?personas de todos lados o de otros países vienen y se quieren llevar cosas de acá?. Carlos Leonardo Tobalín Contreras, su primo y compañero, quien lleva en el oficio siete años cree que la talabartería ?es un arte porque haces que las cosas se vean bien (?) muchas veces es a mano?, y eso se ve reflejado en su minucioso trabajo. Dos generaciones de su familia se dedican a la ?también llamada? guarnicionería.

Los productos que más venden son para equitación y un poco para la charrería. Crean riendas, bridas o bozales ?como la llamada ocho¸ conocida en el mundo por ser auténticamente mexicana?, chaparreras, polainas, entre otros artículos. Pero no son los únicos productos que proveen estos talabarteros, pues también con la piel se elaboran maletas, morrales, bolsas, carpetas, asientos para automóviles, chamarras...

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