El arte de vivir para el arte

AutorDaniel de la Fuente

Decano de los artistas en Nuevo León, Gerardo Cantú toma su auto y conduce a velocidad hacia el Parque Fundidora, en cuyo Centro de las Artes está montada "Sueños y Raíces 2", su más reciente retrospectiva, secuela de la muestra del mismo nombre que abrió en el Museo Metropolitano de Monterrey, en el 2001.

En aquella ocasión, el artista rebelde y nacionalista, nacido en Nueva Rosita en 1934, dijo en entrevista: "Aunque en esta época de mi vida he empezado una especie de cuenta regresiva, como que veo las cosas con mayor precisión que antes.

"Mientras que los jóvenes tienen que estar esperando siempre, algo, no sé qué, yo en cambio me dejo llevar por la vida sin desear regresos de ningún tipo".

Siete años después, el autor de cuadros como "La Celestina", "Susana y los Viejos", "La Cena de los Apóstoles" piensa lo mismo. Poco le da por hablar de vejez porque, de entrada, no la trae en mente.

Alto, robusto, de anteojos y barbado, el especialista en grabado reconoce achaques en el cuerpo, no en el corazón.

"Estoy más activo que en otros tiempos", afirma y sonríe. Gerardo siempre sonríe. "Hay achaques, ya después de los 70 (años) sientes pasos, pero hoy me encuentro en condiciones, por ejemplo, de realizar otros murales (como los cuatro que hizo recientemente para el Paseo Santa Lucía).

"Me encuentro clarito y bien de salud, y hasta de más", comenta al mirar de reojo a una joven que visita su exposición, donde se exhiben 150 de sus obras, en las que abundan los colores, el drama, la farsa y la comedia.

El largo poema, pues, en el que se ha vuelto la trayectoria de este hombre que reconoce el paso del tiempo, pero que no baja la guardia ante la vida.

"A veces uno padece depresiones, cuando dice uno 'ya, que se lo lleve todo la fregada', pero son parte de. Ahora uno sabe que puede caer en cualquier momento, pero no sentado, sino de pie, trabajando, haciendo cosas.

"La gente a veces se queda sorprendida de la vitalidad que uno puede tener, pero les recuerdo que Alfredo Zalce (pintor mexicano) duró hasta los noventa y tantos años. ¡Todavía nos falta un buen de tiempo!".

Atento a lo mental

Más que en lo físico, Gerardo se concentra en evitar el colapso de las ideas y en sacarle la vuelta al carácter agrio y desganado que suele invadir a las almas que se dejan arrastrar por la edad.

Esto lo tiene presente, comenta, porque investigando sobre lo que hicieron algunos artistas en sus últimos años, se llevó sorpresas.

"Diego (Rivera) cayó en un...

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