Arte entre trago y trago

AutorCecilia Núñez

Enviada

ZACATECAS.- Apenas nos sentamos en una de las mesitas de la cantina "Las quince letras" cuando nos preguntamos el porqué de su nombre. Alguien más listo que nosotros ya está contando con sus dedos las letras que componen las tres palabras que bautizan a la tradicional taberna.

La primera incógnita está resuelta, pero nos asaltan las dudas acerca de las más de 400 piezas artísticas que decoran cada centímetro de las paredes y el techo de esta cantina localizada en el número 309 de la calle Mártires de Chicago, en pleno centro.

"Hay obra original de artistas zacatecanos renombrados, como Pedro Coronel, Pedro Valtierra y Manuel Felguérez, y otros anónimos que sólo exponen en la cantina. Aquí, después de unas copas, todos somos artistas", comenta don Humberto Llamas, cantinero e hijo del propietario del lugar.

Un parroquiano que está sentado en la barra se une a la conversación: "no es que tenga un problema, pero vengo diario desde hace 50 años", dice Miguel Nava sin intimidarse ante nuestras miradas burlonas.

Además de Miguel, esta minúscula cantina reúne a la sociedad zacatecana y muestra las raíces y la personalidad de la ciudad. El cantinero nos cuenta con orgullo que Carlos Monsiváis a menudo va a tomar mezcales a este lugar y que las mesas del sitio han "oído" conversaciones protagonizadas por Elena Poniatowska.

Una mirada alrededor y encontramos máscaras, innumerables botellas vacías, milagritos, títeres, artesanías, carteles y hasta un altar dedicado a Malverde, el "santo" de los narcos adorado en Culiacán, Sinaloa.

"Todos los objetos han sido donados por nuestros clientes, los coleccionamos desde hace décadas", explica don Humberto mientras sirve un trago de Huitzila, un mezcal regional.

El dueto norteño de casa termina su última canción de la noche. Vamos a la rockola a elegir la música de fondo cuando un muñeco de cartón pintado de rojo sale de una esquina y nos arranca un grito. Don Humberto movió los hilos de Tadeo, el títere del diablo donado por una compañía teatral zacatecana.

Humberto nos cuenta que su padre está encargado de la taberna desde 1928, que sus dos hermanos también trabajan en la administración y que su madre es a encargada de preparar las botanas: caldo de res, gorditas y tacos de carnitas.

"Tienen suerte de estar aquí", dice el cantinero después de contarnos chismes que van desde infidelidades hasta actos inconfesables; "apenas en 2000, este lugar dio la bienvenida a las...

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