El arte de novelar

(Embargada para sitios de internet hasta las 24:00 horas locales)Daniel SadaPor Élmer MendozaEL UNIVERSALVuelve el humor sin tiempo, el lenguaje, las historias precisas y ancestrales de personajes que habitan espacios decolorados y sin magia pero absolutamente representativos de nuestra realidad. "Ese modo que colma", la reciente entrega de Daniel Sada publicada por Anagrama en junio de 2010, es un compendio de aciertos narrativos que exhiben su dominio del género del relato corto."Ese modo que colma" llegó para decirnos que hay misterios indisolubles, que si bien se pueden explicar asegurando que son parte de ciertas conductas humanas casi incomprensibles, al final el enigma prevalece como identidad. ¿Por qué se pone Dámaso a merced del remolino?, ¿qué ocurrió con Virtudes y Carlota? ¿Por qué Arturo cargó ocho kilómetros el cadáver de Cid al que apuñaló?, ¿sólo para dejarlo a merced de las víboras? Después de leer el romance de Rosita Alvírez y su gusto por los bailes usted querrá saber por qué el universo femenino es tan extraño y no bastarán el resto de las historias para dilucidarlo. Sada juega siempre, pero es implacable en sus reglas, que parece inventar a cada instante. "Sólo Dios sabe lo que urge", manifiesta, y parece ser fiel a esa premisa.Daniel Sada nació en Méxicali en 1953, pero nutrió su espíritu en Sacramento, Coahuila, donde la lejanía pierde el nombre y el desierto flota como el barco de "La mulata de Córdoba". La mayoría de los personajes que pueblan estas páginas están en la madurez, incluso jubilados que deben conformarse con su oscuro destino y una vida más que ordinaria. Quizá la viuda fea, que celebra el funeral de su marido mientras en la casa de junto, donde residen puros bonitos, hay una fiesta, termina sus días reconfortada por la riqueza económica, o el niño que abandona su teatro donde hace 24 papeles para salir con sus padres; sin embargo, con Sada nada es seguro. Más adelante, seis personajes que huyen en una troca de redilas, "iban dudosos, mudos, inquietos, cejijuntos, lívidos, ominosos…" por el desierto, donde el juego de la vida es la muerte.Sin especular, Sada hace desfilar personajes simples en la difícil actividad de vivir: jugadores, burócratas, asesinos que huyen, narcos, rancheros, un niño actor, mujeres de su casa, besadoras, fornicadoras y demás. La idea de la existencia es fría y desgraciadamente, una reiteración de la condición humana en su más devastadora...

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