Arte grande para niños chiquitos

AutorJosé Ramón Mora

En cierta ocasión tuve la idea de llevar a un museo a los dos hijos pequeños de un amigo. Tenían, entonces, 3 y 4 años. Un par de angelitos corretones y con poca capacidad de concentración para todo aquello que no fueran balones, carritos y personajes animados multicolores.

El museo poseía una muy buena colección de arte moderno y contemporáneo que, pensé -no muy convencido, la verdad- podía ser estimulante para los hijos. Seleccioné las obras que supuse que les iban a gustar más, y allá nos fuimos.

En mi inocente mente adulta, me pareció lógico que lo figurativo, lo narrativo, lo detallado y realista serían lo más atractivo para los chamaquitos, porque las obras creadas en esos términos se "entendían".

Me llevé una sorpresa mayúscula cuando descubrí que, sala tras sala, los gritos, las exclamaciones y los gestos de gusto y admiración se repetían ante las piezas más grandes, coloridas, matéricas... y abstractas.

Experiencias parecidas se han ido repitiendo con los años. Y de ellas he extraído la siguiente conclusión: subestimamos a los niños cuando se trata de arte. Es cierto que intelectualmente no están preparados para comprender la profundidad filosófica de Beuys o la relevancia...

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