El arte del desnudo según María García

AutorYanireth Israde

El cuarto oscuro fue un remanso para la fotógrafa María García (Guanajuato, 1932). Permanecía ajena al curso de las horas, pues el tiempo no se medía allí por el trayecto de la luz en el horizonte, sino por otro alumbramiento: el que consistía en revelar las imágenes, hacerlas aparecer en el papel fotosensible. "En el trabajo uno logra abstraerse del tiempo. Es una cosa muy bonita ver, cuando estás revelando, cómo aparece la figura al introducir el papel en los químicos y todo el proceso. Ahora la tecnología digital ha quitado ese placer: todo es de inmediato", lamenta en entrevista. Lectora voraz de ciencia ficción, la fotógrafa encuentra correspondencias entre sociedades como las imaginadas por el británico Aldous Huxley en Un mundo feliz y las actuales, dominadas por los algoritmos. "Estamos controlados por esto (señala el teléfono celular). A través de esto saben que comes, qué piensas, de qué vives, qué haces, qué novios tienes... Todo es un control". Contrario a la inmediatez, revelar implica que aparezca la imagen, pero no de repente, sino de manera paulatina, y a medida que surge aumenta el placer al distinguir sus rasgos, dice la fotógrafa de 91 años, quien además hallaba estimulante la penumbra del cuarto oscuro. Tan fabuloso era, que un día se dispuso a jugar con la amplificadora, los químicos de revelado y el papel para crear sus denominadas Marigrafías. Se trata de experimentos en el laboratorio, una suerte de alquimia para obtener formas abstractas en tonos azulados, verdes, dorados, plateados, cafés y negruzcos. En el cuarto oscuro no sólo revelaba las imágenes de su esposo Héctor García (1923-2012), el llamado "Fotógrafo de la Ciudad", como lo bautizó Carlos Monsiváis, sino sus propias obras, entre ellas los desnudos que presentará a partir de 15 de marzo en el Museo Archivo de la Fotografía (MAF), su primera individual en varios años. Luces y siluetas: Elegancia desnuda a través de la lente de María García es el título de la exposición que reúne 30 fotografías, alrededor de diez inéditas. La mayoría son retratos de sus amigas, que ofrecieron desnudarse ante su cámara cuando ella buscaba modelos para unas fotografías solicitadas por la UNAM en los años 80 para un libro antológico sobre el tema, que reúne obras de Manuel Álvarez Bravo, Maritza López, Nacho López, Mariana Yampolsky, Lázaro Blanco y Héctor García. "Retraté el cuerpo de la mujer como tal, que es bello. No de forma morbosa, sino la figura femenina: bella como es el cuerpo"...

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