Arrollan los bicitaxis a autoridad y orden

Los bicitaxis que funcionan en el centro de la Ciudad operan en la anarquía, pues ni la Secretaría de Transportes y Vialidad ni la Delegación han regulado su actividad, no existe un tabulador de tarifas, y dificultan el ya de por sí pesado tránsito del Centro.

"¿Por qué a los bicitaxis no se les coloca el inmovilizador, como sí ocurre con los automóviles?'', Rebeca, comensal de un restaurante del Centro.

Quienes utilizan el servicio, turistas en su mayoría, comentaron que los toman por que son panorámicos, pero ahí terminan sus ventajas.

Como están adaptados para cuatro personas son inestables y van más despacio que los automóviles, son más caros, en los 10 años que tienen funcionando su cabina no ha sido aprobada por alguna institución o autoridad en materia de seguridad y están exentos del inmovilizador de vehículos estacionados en sitios prohibidos.

Además, no portan una identificación visible de los conductores, su proliferación dificulta el conformar un padrón y es común que circulen en sentido contrario, principalmente en los carriles de contraflujo del Eje Central.

"De Pino Suárez a Gante un taxi me cobra 12 pesos, en bicitaxi son 25 si les regateo y corro el riesgo de que la bicicleta la bote un coche", comentó Víctor, dueño de una papelería de la calle Mesones.

De acuerdo con José Luis Tamayo, subdelegado del Centro Histórico, las organizaciones que en un principio ocupaban las calles que van del Eje Central al Zócalo (Madero, Tacuba, 5 de Mayo), ahora también transitan por Tacuba, Pino Suárez y 20 de Noviembre, 5 de Febrero, y prácticamente en todas las calles del primer cuadro.

Un bicitaxi tarda 12 minutos en completar el trayecto del Eje Central a la Plaza de la Constitución, zigzagueando entre los automóviles, pasando del carril de extrema derecha al de extrema izquierda -y viceversa- con maniobras bruscas.

La Setravi transfirió desde el 2002 la regulación de los bicitaxis que funcionan en el Centro -y en toda la Ciudad- a las jefaturas delegacionales.

"Es una bronca que adquirió el Gobierno del DF hace seis años. Son organizaciones irregulares, tienen permisos temporales revocables que en algunos casos ya fueron revocados. La Setravi les dejó a las delegaciones esa papa caliente.

"Son un verdadero riesgo porque han tenido accidentes fuertes por meterse en sentido contrario, cobran lo que quieren y son muy agresivos", explicó José Luis Tamayo.

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