Arriesga México artesanía

AutorJulieta Riveroll

Tinte sagrado para la cultura mixteca, el caracol púrpura fue sobreexplotado en México en los años 80 por una compañía japonesa que lo utilizaba para kimonos de boda y tapices de alto lujo. La denuncia del saqueo frenó su destrucción, pero hoy su uso ritual y artesanal sigue amenazado.

Los complejos hoteleros han invadido su hábitat y su demanda ha crecido como ingrediente de los cocteles de mariscos en las Bahías de Huatulco, cuenta la antropóloga Marta Turok.

Cuando los artesanos de Pinotepa de Don Luis, en Oaxaca, dicen que el caracol púrpura se está acabando significa que ya no encuentran la "talla" que hace económicamente viable su actividad, pues se tardan el doble de tiempo tiñendo una madeja.

Mientras tanto, los intentos por reproducir la especie no han rendido frutos.

En una situación similar se encuentran otras materias primas de uso artesanal, como el palo fierro, el amate y el lináloe, debido a su explotación intensiva, ya sea por los mismos artesanos o por otros factores, entre ellos el cambio de uso de suelo, según la Asociación Mexicana de Arte y Cultura Popular (Amacup).

El éxito comercial de una artesanía es sinónimo de que los recursos naturales empleados en su elaboración están bajo riesgo, pues la demanda por el producto provoca su excesiva explotación y, al escasear las materias primas en la localidad, se tiene que ir más lejos a conseguirlas.

Así ha ocurrido con el amate. A la especie, que se utilizaba para hacer papel con fines rituales en San Pablito Pahuatlán, Puebla, se le empieza a dar un uso comercial en los años 60. Su producción ascendió a millares y millares de hojas por año, y hoy en día el amate blanco, que es el más preciado, se puede conseguir en El Petén, en Guatemala, asegura Turok.

Si la elaboración del papel amate ha continuado, señala el antropólogo Carlos Bravo, miembro de la Amacup, es porque se sustituyó esa especie, que tarda unos 500 años en llegar a su madurez, por unas 13 más, incluyendo al jonote colorado, el cual es de rápido crecimiento y puede explotarse en unos cinco años.

No ha habido, sin embargo, proyectos de reforestación fructíferos ni en el caso del amate blanco ni en el del jonote colorado, al que se añade un problema más, pues para separar la fibra con la que se hace el papel se utiliza sosa cáustica, además de cloro para darle un tono blanquecino.

"Con el uso de químicos muy agresivos se convirtió en un problema de salud ambiental, de contaminación de cuencas y mantos freáticos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR